Había una vez una niña que adoraba los cuentos. En especial los de héroes.
Su cuento favorito era el de "La Guerrera Marginada", el cual relataba cómo una joven que fue renegada por la aldea en que vivió toda su vida, logró salvar a su reino de un peligro inminente: Un terrible y horrible villano quería esclavizar a su gente. ¿Por qué? Bueno, ella no lo entendía muy bien, pero según su madre, era porque quería saciar su sed de poder. ¿Qué significaba eso? Tampoco lo entendía, pero según le habían explicado, era porque quería ser Rey y dominar a todo su pueblo.
A Damaris Lade le habían parecido absurdas las intenciones del villano. Estaba más que claro que jamás podría ser Rey. Aquel título estaba destinado únicamente para las personas con sangre real y herederos legítimos al trono.
Y aunque seguían sin gustarle las intenciones terribles y dañinas del Villano, siguió adorando su libro favorito de cuentos.
Le gustaba tanto que sus padres se habían encargado de ilustrarlo para ella y su hermano.
Sus padres eran los mejores padres del mundo. Su madre, Diana, era una mujer alta de cabellos plateados y rizados. Damaris y Deb habían heredado sus ojos grises, que brillaban como la plata en los días más felices. Su padre, Deian, era lo contrario a su madre. Era más bajo que ella, y su cabello parecía haber sido hecho de oro, característica que habían heredado sus hijos, sus ojos eran castaños y era mucho más enérgico que su esposa. Se consideraban a sí mismos como el día y la noche, dando paso a la leyenda que los caracterizaba.
Para Damaris, ellos eran sus héroes. Se ganaban la vida ilustrando lo que habitaba en la imaginación de las personas, y para muchos, sus padres eran una pareja noble y honorable. Deseaba con todo su corazón ser como ellos cuando creciera.
A leer su cuento favorito, Damaris observaba con maravilla la armadura brillante de la heroína, y aunque siempre leía el mismo cuento, jamás se podría aburrir del final: La guerrera marginada luchaba cuerpo a cuerpo contra el terrible villano que le había hecho tanto daño a su gente, y a cambio de su valentía, el Rey le otorgaba una medalla de valor y riquezas para toda su vida, sin embargo, lo que a Damaris le había gustado tanto, era la humildad de la heroína, quien rechazó las riquezas, pues solo había deseado el bienestar de su gente.
Damaris deseaba ser como sus padres, sí, deseaba ser noble y honorable. Deseaba ser un héroe, como lo había sido la joven protagonista de su libro de cuentos.
Anhelaba con todo su corazón proteger al Rey, a su familia y al Reino de los malos, y estaba empeñada en lograrlo. Realmente no le divertía cuando los adultos se reían y burlaban de su sueño. "Una niña tan chiquita no podría proteger ni a una mosca", le habían dicho, así que optaba por la opción más diplomática, y esa era ignorarlos, tal y como le había dicho su madre que hiciera.
—Mar... —el llamado de su hermano menor hizo que levantara la mirada de su libro de cuentos. Deb estaba frente a su rompecabezas, con su overol violeta fuera de lugar. Parecía al borde de las lágrimas, y lucía que no se había dado cuenta del desastre en el que se encontraba su cabello.
A su madre no le iba a gustar que se hubiera despeinado tanto.
Damaris saltó del sofá, dejando a un lado su libro de cuentos y se sacudió la falda de su vestido azul.
—¿Qué pasa, Debbie? —preguntó a su mellizo, sentándose a su lado.
—No encuentro la pieza que falta. —sollozó el niño, señalando el rompecabezas, donde todo se encontraba en su sitio, a excepción de una sola pieza.
Damaris miró a su alrededor, sin contestarle.
Para ser una niña de 6 años, le gustaba pensar que no necesitaba tanto la ayuda de sus padres como Deb. Los clientes y amigos de sus padres siempre hacían mención sobre el parecido de los mellizos, pero que aquello solo se reducía a lo idéntico de su aspecto, pues sus personalidades eran completamente distintas. Damaris era mucho más callada y reservada que Deb, quien cargaba un carisma que a ella le hacía falta. Según su madre, se parecía a ella cuando era pequeña.
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El Villano de Nuestra Historia
Fantasy𝜨𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝝂𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒐𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒂𝒕𝒂𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒅𝒂𝒔... Damaris Lade nació para proteger a su Reino de todo mal, dispuesta a entregar la vida por su Rey. Años de esfuerzo y dedicación e...