CAPÍTULO XLIV

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—Damaris, ya está todo listo. —le avisó Ther, entrando en la habitación—... ¿Damaris?

Apartó la mirada del paisaje que se mostraba ante ella, y sonrió.

—Está bien. —se levantó, y tomó el sobre que estaba sobre la mesa—. Podemos irnos ahora.

Ther miró el sobre con curiosidad, pero no preguntó al respecto. Besó sus labios, y juntos fueron a encontrarse con la familia real de Dria.

La princesa Alyssa sonrió al verla, y corrió a su encuentro.

—Lady Damaris, ¿cómo estás ahora?

—Estoy mucho mejor, gracias. —respondió, con algo de seguridad en sus palabras.

Habían estado tres días en Dria, con esperanzas de saber algo más de su hermano, pero no podían esperar mucho más. Sea cual sea la decisión que tomaría, ella no podía quedarse toda la vida en Kannos. Todavía tenía cosas de las qué ocuparse en Rariot, así que no le quedaba de otra más que partir.

—Los estaremos esperando para la coronación de Alyssa. —dijo el Rey Ben, mientras se despedían.

—No nos lo perderíamos por nada, Su Majestad. —respondió Damaris, sonriente.

Se despidió de los demás miembros de la familia, pero al llegar al príncipe Adrian, él solo pudo darle una triste sonrisa.

—Le dije que te irías hoy, pero... no sabía si venir, al final...

—Está bien. —aceptó Damaris, con suavidad—. Tampoco es necesario que deba despedirme. —se encogió de hombros—. Su Alteza, ¿puedo pedirle un favor?

—Por supuesto. —Damaris sonrió ante su respuesta, y le extendió una carta.

—¿Podría dársela por mí?

—Claro, pero... ¿y si no la recibe?

—Entonces no sabrá lo que hay en su interior por decisión propia. —rio—. Muchas gracias por todo, Príncipe Adrian, nos vemos.

—Sabes que no es nada, Damaris. Nos vemos después.

Damaris sonrió una última vez, y se dio la vuelta, para acompañar a Ther en el carruaje que habían preparado para ellos. Seyn, Mer y Ryla se encontraban en otro carruaje detrás de ellos.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Ther, tomando su mano.

Damaris se apoyó en su hombro, y respiró profundamente, con una sonrisa en los labios.

—Mejor que hace tres días, eso es seguro.

—Sí, te ves más tranquila. —Ther acarició su cabello, mientras ella cerraba los ojos y dormitaba.

Si Ther debía ser sincero, todavía se sentía preocupado por la situación, pero sabía que su querida esposa estaba tratando de superar la situación con calma, así que lo único que podía hacer era estar a su lado.

Si Ther debía ser sincero, todavía se sentía preocupado por la situación, pero sabía que su querida esposa estaba tratando de superar la situación con calma, así que lo único que podía hacer era estar a su lado

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