CAPÍTULO XIX

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Los últimos días habían sido una absoluta locura.

No solo se había estado encargando de las medidas de seguridad para el debut y cumpleaños de Seyn, revisando una y otra vez que todo estuviera en su lugar, sino que también se había estado encargando de investigar y revisar los productos que habían recibido en el palacio después de enterarse que el personal de cocina había caído enfermo.

Damaris era un manojo de nervios por cada día que pasaba y recibía noticias desfavorables de parte de Scarlet respecto a la situación con el príncipe Bastian, lo que significaba que no podrían bajar la guardia. Damaris no se arriesgaría a dejar el palacio sin la suficiente protección. Si había alguien lo suficientemente estúpido para secuestrar a gente de la realeza, no lograría cruzar los límites del palacio.

Soltó un suspiro tembloroso, mirando todos los papeles sobre su escritorio.

El cumpleaños de Seyn sería el día siguiente, lo que significaba que estaría todo el día ocupándose de la seguridad junto a Castien.

—Dam —miró a la entrada de su estudio, con una ceja enarcada—, algunos de los cocineros no han podido recuperarse a tiempo para el baile. —le informó Cas, frustrado.

—¿Qué cosa? —frunció el ceño—. Han estado enfermos desde hace días. Nos enteramos de esto muy tarde. ¿Cómo demonios no se han recuperado por completo? ¿Qué acaso no han visto a un médico?

—Lo han hecho, pero algunos están peor que otros. No saben qué es. —ella frunció los labios ante esa respuesta.

—¿Te das cuenta que recibiremos al menos a 500 personas el día de mañana? No podemos darnos el lujo de tenerlos aquí y que algo les ocurra porque no sabemos qué puso tan mal al personal de cocina.

—Estuve haciendo preguntas al respecto. Una de las criadas me dijo que parece que se enfermaron la noche que nos fuimos.

—¿Qué cosa? —frunció el ceño.

—Esa noche le prepararon un pequeño banquete a Seyn, pero él quiso compartir con ellos. Me dijo que probablemente habían sido los crustáceos y el pescado que estaban en mal estado, ya que eso fue lo que comieron, y al día siguiente ya habían comenzado con el malestar.

—¿Y cómo sabe eso? ¿Seyn comió algo de eso?

—Ella estuvo a cargo de llevar los platillos a la cocina junto a otro par de criados. Me dijo que Seyn quiso comer solo, pero que por lo que vio, solo la carne faltaba.

—Entonces infórmale a Kai que no se preparará ningún platillo que contenga crustáceos.

—Pero a Seyn le encanta esa clase de comida.

—Hasta no saber qué fue lo que hizo que esa comida se ponga en tan mal estado, no serviremos nada como eso. ¿Los nuevos cocineros son confiables?

—Kai jamás escoge a nadie que no lo sea. —aseguró Castien—. En lo que a mí concierne, todo está listo para el día de mañana. Me iré esta noche para descansar. Deberías hacer lo mismo, será un largo día.

—Termino con esto y me voy a dormir. —le sonrió, y Castien se acercó a ella.

—Asegurémonos de que su cumpleaños sea inolvidable, ¿de acuerdo? —le dio una ligera palmada en el brazo, y se fue.

Damaris observó la puerta cerrarse tras él, y volvió a mirar los papeles frente a ella.

Respiró profundo. Un profundo miedo calando sus huesos.

Protegería a Seyn. No importaba lo que costara.

 No importaba lo que costara

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