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Claro, aquí tienes una versión mejorada y enriquecida del texto:

La castaña dejó escapar un suspiro de aburrimiento en medio de su clase de biología. Decidió arrancar una hoja de su libreta y comenzó a jugar torpemente con ella, llegando a la conclusión de que el origami no era precisamente su fuerte.

Mientras tanto, no podía evitar fijarse en el cabello de la mujer que estaba sentada justo delante de ella. Era hermoso, y Jiyeong no pudo evitar preguntarse qué shampoo podría estar usando.

Sin embargo, antes de considerar hacerle la pregunta, decidió que sería mejor conocerla un poco más. Así que, sin más preámbulos, arrugó la hoja en sus manos y la lanzó hacia el hombro de la desconocida.

Para su sorpresa, la mujer soltó un suspiro de frustración y simplemente tiró el papel al suelo sin siquiera voltearse.

Bueno, ese plan definitivamente no funcionó. La rubiecita se quedó pensativa por un momento, intentando idear un plan B, pero rápidamente se dio cuenta de que no tenía uno.

Sin embargo, su ingenio no la abandonó por mucho tiempo. Armada con un lápiz azul, decidió acercarse sigilosamente a la espalda de la chica, manteniendo una distancia prudente, y tocó suavemente su espalda con el lápiz, como si fuera un timbre.

La chica de las pecas, con una mirada ligeramente molesta, finalmente se volvió hacia Jiyeong.

La interrumpieron sus propios pensamientos sobre las lindas pecas de la chica, pero pronto notó que estaba fastidiándola bastante. Parecía que estaban comenzando con el pie izquierdo.

Jiyeong carraspeó suavemente y habló en voz baja.

-¿Tienes un corrector que puedas prestarme? La tinta de mi lápiz... explotó.

La mujer se dió media vuelta sin mayor interés por el cuento de Yeong, y giró otra vez con el corrector en la mano.

-¿Gra...cias? -Jiyeong intentó tomar el corrector, pero la chica se resistía a soltarlo.

-Ya somos demasiado mayores para tirar papelitos y cartitas por detrás durante clases aburridas, y para usar la técnica del lápiz. Espero que puedas resolver tu problema con la "tinta que explotó" -reprochó la desconocida mientras observaba la libreta de Jiyeong, que estaba completamente libre de manchas de tinta, ni siquiera tenía escrita la fecha del día.

Jiyeong entregó el corrector y la chica se volvió a dar la media vuelta, ignorándola por completo durante el resto de la clase.

Las palabras de la mujer solo intensificaron el interés de Jiyeong, como si fuera una sirena cantándole "Ven, háblame, haaaablame", a pesar de que estaba claro que no quería iniciar una conversación. Jiyeong estaba completamente intrigada por la misteriosa chica.

She ; JibyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora