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Jiyeong despertó sobresaltada, sintiendo un abrazo que la tomaba por sorpresa. Movió las piernas y los brazos nerviosamente, asustada, sin darse cuenta de que estaba en su propia cama.

—Ya, vuelve a dormir —escuchó una voz suave susurrando.

Esa voz era familiar, y poco a poco, la confusión de Jiyeong se transformó en una serie de recuerdos desordenados de la fiesta de anoche. Se miró a sí misma, envuelta en sábanas, desnuda bajo ellas, y luego a la persona que estaba a su lado.

Saebyeok estaba allí, en su cama, intentando dormir. Jiyeong sintió una mezcla de emociones que iban desde la sorpresa hasta la vergüenza.

Se vistió rápidamente con lo que pudo encontrar, y luego miró a Sae, preguntándose cómo debía lidiar con la situación. No recordaba con claridad lo que había sucedido, pero estaba bastante segura de que habían tenido intimidad.

El dolor en su entrepierna confirmó sus sospechas, y Jiyeong se sintió aún más incómoda. Decidió hablar con Saebyeok, intentando mantener la calma.

—¿Qué pasó anoche? —preguntó, intentando ocultar su propio nerviosismo.

Saebyeok se sentó en la cama, cubriéndose con la sábana, y evitó el contacto visual.

—¿No es obvio? Tuvimos sexo —respondió con franqueza, con voz de amanecida.

Jiyeong se sintió abrumada por la vergüenza y la confusión. No sabía cómo debía actuar ni qué decir en esa situación.

—Deberías... vestirte —sugirió, lanzándole ropa y saliendo rápidamente de la habitación.

Sin embargo, pronto regresó porque había olvidado ponerse pantalones. Cuando volvió a entrar, encontró a Saebyeok vestida solo con una camisa y se sintió aún más incómoda. La empujó a vestirse rápidamente y estaba a punto de salir nuevamente cuando Sae la detuvo y la hizo sentarse.

—Quédate, vas a ir y volver, me estresas —dijo Saebyeok.

La rubiecita se tapó los ojos, incapaz de mirar mientras Sae se vestía, pero aún así, la pecosa la abrazó cuando terminó de vestirse.

—¿Uh, Saebyeok, qué haces? —preguntó Jiyeong, sintiéndose aún más confundida.

—Perdón —susurró Saebyeok, y Jiyeong no pudo evitar abrazarla también.

—Sigo molesta, pero por lo que veo, lo que dijiste era mentira —comentó Jiyeong, y ambas comenzaron a llorar mientras se abrazaban.

Sin embargo, Sae sufría de un dolor de cabeza insoportable, lo que empañaba un poco el emotivo momento.

She ; JibyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora