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Llegaron más bebidas y platos de comida, incluyendo ramen para cada uno y las inevitables papas fritas.

—¿Tae va a venir? —preguntó Suji después de comerse una papa.

—Mmm... —Eun sacó su celular y empezó a escribir—. Va a llegar en unos minutos, tenía que hacer unas cosas.

—Bueno, cuéntanos, ¿qué te sucede, Yeong? —Soorim miró a Jiyeong, quien asintió.

—Fue todo un malentendido... —Jiyeong tenía la cabeza apoyada en la mesa mientras hablaba, claramente ebria.

Todos le prestaron atención cuando un chico alto de pelo negro cruzó la puerta y corrió a sentarse junto a ellos.

Jiyeong estaba tan ebria que no notó quién era.

—Entonces estábamos en un parque... —aclaró la garganta—. Cuando un enorme idiota va y me besa —explicó sin rodeos.

El pelinegro recién llegado soltó una pequeña risa, lo que provocó miradas de desaprobación de los demás.

—¿De qué te ríes, Son Taeyang? —el pelirrojo le dio un manotazo en la nuca.

Taeyang se quedó callado por un momento y luego suspiró.

—Así que, ¿alguien te besó de repente? —preguntó actuando como si nada.

—¡Exacto! —gritó Jiyeong, sentándose con la espalda apoyada en el respaldo de la silla y mirando al chico.

Afortunadamente para él, Jiyeong no lo reconoció, de lo contrario, lo habría golpeado sin piedad.

La de mechas rubias volvió a tomar un trago y Yejun le acarició la espalda para evitar que se atragantara.

—Lo siento mucho por tu problema, espero que todo se resuelva. —Soorim se disculpó con respeto y le regaló una sonrisa.

—Si le explicas lo que pasó, que no fue tu culpa, seguramente lo entenderá y te perdonará. Aunque no tiene nada que perdonar.

Comenta Taeyang, aconsejando para resolver un problema que él mismo causó.

She ; JibyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora