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Jiyeong abrió los ojos al escuchar el sonido de vasos de vidrio moviéndose, y se sobresaltó al darse cuenta de que Saebyeok no estaba a su lado. Había caído profundamente dormida mientras explicaba la materia.

En menos de un minuto, la persona que buscaba, Saebyeok, apareció con un vaso de agua en sus manos y se acercó a Jiyeong. La más baja se sintió sorprendida al ver a Saebyeok en su casa como si fuera la suya propia, pero no podía negar que no le molestaba en lo más mínimo.

—Toma, debes tener sed al despertar. Me bebí tu jugo en la universidad.

Jiyeong aceptó el vaso, aún confundida, y luego frunció el ceño mientras miraba a Saebyeok.

—¿Ibas a tirarme agua para despertarme?— preguntó mientras bebía el agua.

Sae río.

—Sí, lo intenté, pero no funcionó. Te rocié con un poco de agua y seguías durmiendo. Estabas diciendo "Sae..."

Jiyeong se sintió abrumada por la vergüenza y la sorpresa.

—¿Dije eso? No, tal vez estaba diciendo "Salame"...— dijo titubeante y notoriamente nerviosa.— O "sale..."

—Lo que digas, pero yo sé lo que escuché.

Saebyeok arqueó una ceja y continuó mirándola.

—Tal vez ya debería irme, estaba esperando a que despertaras y no quería que te asustaras al no verme...— Saebyeok bajó la cabeza y jugó con sus dedos.— Además, no sé cómo llegar a mi casa desde aquí...— admitió un poco avergonzada.

—Oh, no te preocupes por eso. Si quieres, puedes quedarte, y mañana podemos ir juntas a la universidad.— Jiyeong le sonrió.— Hay una habitación libre, puedes dormir allí si lo prefieres...

Sae asintió con gratitud.

—Espera, ¿qué hora es?

Jiyeong revisó su celular y respondió: —Son las 11:32. ¿Dormí durante cinco horas?— exclamó sorprendida.— Dios, Sae, lo siento mucho, te hice esperar horas... Debes haber estado muy aburrida aquí...

Saebyeok le aseguró que no había sido un problema y que estaba acostumbrada a esperar. Sin embargo, Jiyeong seguía nerviosa.

—Me alegra... o sea, no me alegra, pero me alegra que estés aquí aún, o sea, no me alegra, digo, no quise decir eso, lo que quiero decir es que sí me alegra que estés aquí...— Jiyeong se enredó en sus palabras y trató de explicarse.

—Shh, ya entendí. Vamos a dormir, tengo mucho sueño.— Saebyeok se levantó, y Jiyeong hizo lo mismo. Subieron las escaleras juntas, y Saebyeok la siguió hasta una habitación muy ordenada y acogedora.

—Si quieres, puedes dormir aquí. Te traeré un pijama, no te preocupes por la talla, me queda demasiado grande, lo compré por internet.— Jiyeong rió y corrió a su habitación para buscar un pantalón largo y una camiseta de manga corta. Regresó y se los entregó a Saebyeok.— Toma, ponte esto. Yo me iré a mi habitación.— Jiyeong se preparaba para retirarse, pero Saebyeok la detuvo. La atrajo hacia la cama, la abrazó por la cintura y comenzó a cerrar los ojos.

She ; JibyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora