Capítulo 4

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TAEHYUNG

Salgo a la calle cerca de medianoche. Meto las manos en el bolsillo de la chaqueta y acaricio la tela de su interior. No hace mucho frío todavía, pero no me sobra la chaqueta, por lo que me alegro de haberla cogido.

Mientras camino, tengo la tentación de mirar el móvil, pero reprimo las ganas que me dan de hacerlo y me dedico a observar la ciudad. Intento concentrarme en lo que veo, y no en todas las cosas que me pasan por la cabeza. Y es que, si he salido para quitarme el agobio de encima, no debería seguir dándole vueltas a lo mismo todo el rato. Para eso, me hubiera quedado en casa.

Llego a la cancha y me sorprende ver que ya no hay nadie jugando. Hoseok está sentado, moviendo la pelota con el pie, de adelante a atrás, y Jongdae parece que le está enseñando un vídeo en el móvil a los demás. Todo está en silencio. Al menos hasta que se ríen y Jongdae guarda el móvil en su bolsillo del pantalón.

Vaya plan de mierda.

—Ey —les digo, mientras me acerco.

—Ey —me saludan los demás; parecen aburridos de nuevo.

—¿Qué hacéis?

—Nada —responde Jongdae, mientras saca unos cigarrillos—, ¿quieres?

Suspiro, observando su cajetilla, pero después asiento y él no tarda en ponerme uno de los cigarros en la mano. Me lo pongo entre los labios y me agacho, para que pueda ayudarme a encenderlo, y después me enderezo y le doy el primer calo, cerrando los ojos y sintiendo el contraste entre el calor del humo y la brisa fresca de la noche.

—Has tardado, ¿eh?

—Ya... perdona —me disculpo, antes de volver a fumar—. Tenía mucho lío.

—¿Jungkook?

—No, no, qué va —me apresuro a decir—. Estaba ayudando a mis padres con unas cosas. Y después he terminado algunas tareas que tenía sin hacer y que son para mañana.

—Joder, Tae, que es domingo —se ríe uno de nuestros amigos, haciendo que yo resople.

—He tenido la semana ocupada, ¿vale? No hagas como si no lo supieras ya.

—¿Cómo está Jungkook? —pregunta Jongdae, lo cual no sé si me anima o me hace sentir algo nervioso.

—Está bien —respondo, mirando el cigarrillo mientras expulso el humo—. Los primeros días fueron los malos. Entre el jet lag y el resfriado que cogió, no se podía mover de la cama.

—Pobre —comenta Hoseok, que por fin habla, desde que he llegado.

—Sí —digo yo, mirándole y dedicándole una media sonrisa—. Pero ahora ya está bien. En los últimos días ya ha empezado a poner un poco de orden, y mañana vuelve a clase. Así que, todo bien.

—Me alegro —dice Jongdae, y yo sonrío, asintiendo con la cabeza.

—Por eso, no creo que me quede mucho, que mañana madrugo.

—Siempre nos haces lo mismo. Llegas tarde o te marchas pronto. O las dos...

—Bueno, Yoonwoo, perdón por estar ocupado y por tener pareja. Yo qué sé...

Suspiro, volviendo a fumar de inmediato. ¿Qué culpa tengo yo de no poder salir tanto como antes? Antes tenía menos deberes, y también menos que estudiar. También considero que me resultaba más sencillo. Además, mis padres no me dejarían salir tanto. Y no entiendo por qué les sorprende, si hace casi dos años de que es así.

Nothing like us | libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora