Capítulo 5

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CAPÍTULO 5

TAEHYUNG

Me levanto de la silla un momento para estirarme y pensar en qué va a ser lo primero que voy a hacer hoy. Parece que no es mucho, sobretodo comparando mi lista de tareas con la de cualquier otro alumno de mi curso, pero realmente me preocupa no llegar a todo.

Me asomo a la ventana, cierro los ojos y el sol me calienta la piel. Dentro de unos meses, ya no habrá un sol tan cálido ni dará luz por tantas horas como ahora. Abro los ojos y miro hacia la calle. Este barrio es... ¿el chico de pelo negro? Empiezo a pensar que tengo una obsesión con él. Me froto los ojos y vuelvo a mirar para comprobar que no es así. Pero es que es él. Estoy seguro. ¿Pero... qué hace parado en frente de mi edificio y, precisamente, mirando hacia él?

Parece pensativo. Se me ocurren mil razones por las que estaría ahí y no necesariamente me incluyen a mí. Empiezo a pensar en ello demasiado pero, por suerte o por desgracia, en ese momento, se abre la puerta de mi cuarto y entra mi madre diciéndome que mi padre ha llegado a casa y que quiere hablar conmigo.

—Hijo, ¿has pensado ya lo que hablamos?

Desvío la mirada de forma automática. Han pasado meses ya desde que tuvimos esa conversación y ni siquiera lo he considerado una posibilidad. Ni una sola vez. Sé cuánta ilusión le hace y cuánto espera de mí, pero siento que no puedo darle lo que busca, que no va conmigo y que no voy a llegar a todo. Si a día de hoy ya estoy agobiado...

—Creo que no...

—Mírame cuando te hablo —me pide, interrumpiéndome.

Le miro a los ojos de nuevo y su mirada me aterra. Sé que espera muchísimo de mí. No quiero decepcionarle, quiero ser el hijo que todos creen que soy. Pero tampoco quiero comprometerme a hacer algo que luego no pueda hacer. Creo que eso sería incluso una decepción mayor.

—Creo... —Trago saliva.— ...que no sería buena idea que hiciera más cosas al año que viene.

—¿Más? —me pregunta, algo enfadado.— ¡No haces nada! ¿Cómo se llama ese amigo tuyo? ¿Jin? ¿Minji?

—Jimin... —murmuro.

—¡Eso! Ese chico hace todo lo posible por honrar a su familia —me explica, como si yo no lo supiera ya—. Probablemente, conseguirá alguna beca para seguir estudiando y no gastar el dinero de sus padres. Además, aprende el trabajo de su padre en sus ratos libres y también hace diferentes actividades.

—Ya me sé el horario de mi amigo... —murmuro de nuevo.

Su mirada me atraviesa y no puedo evitar esquivarla otra vez.

—Mírame. Cuando. Te hablo —repite, endureciendo cada sílaba al pronunciarla.

Vuelvo a mirarle y veo que está apretando los puños. Está claro que mi padre no está teniendo un buen día. Y odio haber causado esta situación. ¿Pero, acaso era necesario compararme con Jimin...? Ya sé que es el hijo perfecto, el chico perfecto, el estudiante perfecto. No me hace falta que me lo recuerde y mucho menos que me deje claro que yo, a su lado, no valgo nada. Podría intentar explicarle por qué no soy igual que él... pero es que mi padre jamás lo entendería.

Él siempre le ha dado una importancia primordial al trabajo duro y al esfuerzo. Él siempre ha valorado la disciplina, la constancia y la manera en que él considera correcto hacer las cosas. Así que, por más que intente explicarle que yo no encuentro la forma de encajar en sus expectativas, sé que eso sólo sería una excusa para él. Sólo sería una decepción más.

—Ese amigo tuyo —prosigue—, Jimin, es un orgullo para su familia. Y se esfuerza para serlo.

Asiento, pues es completamente cierto. Jimin es la persona más trabajadora que conozco.

Nothing like us | libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora