Capítulo 49

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JUNGKOOK

Me ahogo en mi propio sudor. Me destapo al mismo tiempo que cojo una gran bocanada de aire y me llevo la mano a la frente. Mi pecho sube y baja como si me faltara oxígeno, aunque no es el caso. Y, a pesar de lo débil que me encuentro, me siento al borde de la cama para poder beber agua sin tirármela por encima.

Después vuelvo a tumbarme pero no me tapo. Me duele la cabeza, me duele la sien, y también el puente de la nariz. Un escalofrío recorre mi cuerpo, pero yo no me muevo. No tengo energías para eso. Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y tratar de volver a dormir, pero el dolor de mi estómago me lo pone muy difícil.

Abro los ojos y me quedo mirando al techo. A pesar de la oscuridad, noto la presencia de las fotografías de mi pared, y la siento pesada. Tanto, que mis ojos se llenan de lágrimas, a pesar de que no me giro en ningún momento. Y no puedo parar de recordar a Taehyung. Su mirada, su voz rompiéndose... Todo su dolor...

¿Qué he hecho...? ¿Qué estoy haciendo...?

Las lágrimas se desbordan y me hago una bolita, dejándome llorar por fin. No quiero hacer ruido, así que aprieto mis puños contra mi boca y mi pecho. Me encuentro muy mal. Todo me duele. Pero lo que más me afecta es pensar en Taehyung. En lo que le he hecho pasar esta noche. En la manera en que me ha mirado antes de marcharse.

Se ha marchado. Y ha sido por mi culpa.

Un quejido se ahoga en mi mano y aprieto los dientes con rabia. A los pocos segundos, mi dolor de cabeza se intensifica, por lo que dejo de hacerlo, aunque sigo intentando no hacer demasiado ruido al llorar. No quiero despertar a mi hermano. O, peor, a mi madre, y que pueda venir y verme en este estado.

Me limpio la cara con la manga del pijama y trato de respirar hondo. Me cuesta, pero, al cabo de un rato, lo consigo. Me quedo quieto, bañándome en sudor, y tiemblo al sentir unos escalofríos que no sé de dónde vienen. Estoy ardiendo, aunque mis manos están frías. Me las pongo en las mejillas en un intento de equilibrar mi temperatura. Pero es en vano.

Pierdo la noción del tiempo, incapaz de dormir pero también de hacer cualquier otra cosa, y me parece escuchar el timbre de mi casa. Tengo que estar alucinando, así que no le doy importancia. Pero vuelve a sonar y esta vez tengo claro que es real, por lo que consigo arrastrarme para salir de la cama e ir hasta el telefonillo.

—¿Hmmm...?

Quiero decir alguna otra cosa, pero no me siento capaz.

—Perdona que te moleste a estas horas, Harin. —Se me para el corazón.— Es... Me preocupa cómo estaba Jungkook antes... S-seguramente sea por el cúmulo de cosas, pero... no puedo dormir... prefiero supervisar a Jungkook esta noche...

Abro la puerta, sin esperar a que diga nada más, y me limpio la cara con el pijama otra vez. No voy a ir al baño primero, porque no tengo ni tiempo ni energías para hacerlo, pero me gustaría estar presentable. Aunque, me encuentro tan mal, que dudo que eso sea posible.

La silueta de Taehyung aparece por las escaleras y yo me quedo sin aliento. Él para de caminar cuando llega hasta mi piso y se da cuenta de que soy yo el que está aquí, y no mi madre. Trago saliva, intentando así aclarar mi garganta, pero no me atrevo a hablar.

—¿Eras tú...? —murmura, acercándose a mí; yo asiento.— ¿Qué haces despierto...?

—N-no puedo dormir...

—Yo tampoco...

Nos miramos a los ojos, ahora de cerca, y siento tensión. Sus manos van a mis mejillas y yo cierro los ojos por un instante. Está demasiado cerca. Tanto, que duele.

Nothing like us | libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora