Capítulo 13. Ethan.

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Creo que somos hermanos, dijo y mi mente se puso en blanco.

—Debe ser un error, no tengo hermanos —balbuceé.

Pero sabia a lo que ella se refería, y de ser así, mi padre tendrían algunas cosas que explicar.

Después de llamar a Luke para pedir permiso para ausentarme, le pido a la chica que me siga hasta mi auto y abro la puerta para ella. Puedo ver la desconfianza en sus ojos, y eso es bueno, pero también sé que siente curiosidad porque es imposible negar que tenemos parecido con ese cabello rubio y ojos claros.

Antes de poner el motor en marcha, tomo mi teléfono y llamo a al móvil de papá.

—¿Ethan? —es la voz de mi madre la que contesta con curiosidad—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—Si... —creo—. Necesito hablar con papá, ¿Aún está en casa?

Mamá suelta una risita que preferiría no entender, así que la ignoro para concentrarme en lo importante: ambos están en casa y está será una charla familiar interesante.

—Dile que me espere ahí, necesito hablar con él de algo.

—Por supuesto, mi amor. Yo le digo.

No espero su respuesta y guardo el móvil, mirando rápidamente a la chica rubia a mi lado. Ahora que está más cerca, puedo ver las marcas oscuras debajo de sus ojos y la hinchazón en sus párpados porque ha llorado. Esto debe ser difícil para ella también.

—Te llevaré a casa de mis padres —aclaro, en caso de que quedara alguna duda—. Ahí podrás hablar con mi padre, pero ¿Cómo es que es tu padre?

Vacila solo un momento, sus mejillas rojas de vergüenza.

—Mi mamá lo dijo. Después de que papá... El señor Steele muriera y congelaran sus cuentas, no pudimos acceder a nuestra herencia. El abogado dice que nada de eso va a volver a nuestras manos hasta que el caso concluya, y podría ser en un par de meses o en otro par de años.

¿Años? Al menos un año ha pasado desde que lo investigamos, estoy seguro que podría estar cerca del año y medio. Si no tienen recursos, ¿Está haciendo esto por dinero?

—¿Cómo conoce tu madre a mi padre? —es lo que quiero decir para corroborar la veracidad de su historia.

—Una fiesta del club social. —sus ojos se mueven en todas direcciones excepto hacia mi—. Seguramente sabes que mi hermano mayor tampoco es hijo de Raymond Steele.

—Lo sé.

Me limito de dar más información porque lo último que supe es que Franklin Lambert figura como el padre de Ana Grey. Si este chico Elliot también es hijo de él, ¿Pelearía el dinero de Ana?

Mierda, ¿Por qué complican tanto las cosas? ¿Y por qué papá mantuvo esto oculto?

—¿Sabe que eres su hija? —pregunto de pronto—. Mi padre, ¿Lo sabe?

Si.

Mi mente se detiene de nuevo porque esto debe ser un maldito sueño, una pesadilla. Todo lo que creí saber de mis padres y su matrimonio no parece real.

—Mi madre se lo dijo cuando quedó embarazada de mi, pero obviamente no lo dijo porque estaba casada con Ray.

—¿Y Raymond lo sabía? —carajo, tendré que reabrir el expediente del difunto Steele para comprobar.

—No que yo sepa —la chica encoge sus hombros—. Y si lo supo, nunca lo dijo.

Agh.

No tengo la concentración necesaria para resolver esto, mi prioridad era manejar las cosas con Lay y Melissa. O al menos intentarlo.

En cuestión de minutos estoy estacionando en mi lugar frente al garaje, luego bajo y le hago una seña a la chica para que baje conmigo.

—¿Es Kate, cierto?

Pregunto, porque no puedo seguir llamándola "la chica" cuando podría ser mi media hermana. Ella camina detrás de mí y me sigue cuando abro la puerta como de costumbre y voy a la cocina.

—¡Cariño! —mamá me recibe como siempre—. ¿Te preparo una taza de café? Y huevos fritos para...

Sus palabras se detienen cuando nota a la rubia detrás de mí. No sé si su asombro se debe a que creyó que era Leila o a qué tal vez la conoce.

—Estoy bien, gracias. —me hago a un lado para que Kate sea visible para mí padre que toma el desayuno en la barra—. Papá, Katherine Steele quiere hablar contigo.

La cuchara se detiene a medio camino de su boca, la baja con cuidado con una mirada cautelosa a mi madre.

Maldición, lo sabe. Es cierto.

—Oh Katherine, ¿Cómo estás, cariño? —mamá también parece reconocerla.

La tensión llena la habitación cuando Kate presiona los labios con incomodidad, mirando de mi madre a papá y viceversa. Yo mantengo mi atención en mi padre en caso de que intente ocultar algo.

—Bien, señora Kavanagh. ¿Podría hablar...? —dice y me apresuro a interrumpirla sin dejar de mirar a Eamon.

—Puedes hacerlo aquí, estoy seguro que mis padres no se guardan secretos.

Mamá asiente, su expresión nerviosa y confundida, pero es mi papá quien se pone pálido. Se levanta de su silla para acercarse a mamá, tomando su mano.

—Será mejor que vayamos todos a la sala ahora —sus ojos claros como los míos se detienen en mí—. Por favor.

Tengo qué apretar la mandíbula con fuerza para evitar decir alguna tontería. Calma Ethan, déjalo que hable. O al menos que intente explicarle a mi madre como su perfecto matrimonio de 27 años no es más que una mentira.

—Cariño, estás asustándome —mamá lo mira fijamente esperando una respuesta.

Cuando no la obtiene, gira para mirarme y encuentra mi expresión furiosa, sus ojos dulces se llenan de lágrimas. Una mujer tan buena como ella no se merece esto.

Maldito imbécil.

Kate se sienta en el sillón pequeño frente a mis padres y yo en el extremo más apartado, siendo un testigo silencioso de la confesión de infidelidad de mi padre con Elena Lincoln, una de las "conocidas" del club social de mi madre.

Cierro los ojos deseando que esto sea una jodida pesadilla, pero no lo es porque lo próximo que sé es que mi madre está llorando y Katherine disculpándose por algo que no hizo.

Mierda, esto no debería estar pasándome a mi.

Nuestro (Mío #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora