Capítulo 12. Leila.

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No pienses en eso.

No, sácalo de tu mente, no es importante.

Limpio de nuevo mis manos en la tela de mis jeans pero la sensación de humedad no se va. Ni el dolor dentro de mi pecho se disipa.

Un vistazo rápido a mi reloj me indica que no puedo quedarme más tiempo en el auto y tengo qué salir y enfrentarlo. A él. A la situación tan extraña en la que estamos.

Carajo.

Debí quedarme en Portland porque obviamente no estoy lista para esto.

Bajo del auto, caminando despacio y tomándome mi tiempo para llegar hasta el frente de nuestro edificio donde todos los policías se reúnen. Me sorprende ver que Ethan ya está ahí, con un cigarrillo entre sus dedos.

¿Ahora fuma? ¿Desde cuándo?

Me detengo a su lado, mirando su ceño fruncido y luego el cigarrillo.

—Hola.

—Hola Lay —dice y presiona sus labios—. ¿Pasa algo?

Carajo. Intento borrar cuál sea la expresión que Ethan ve en mi cara, prefiriendo lucir enfadada por el tabaco en su mano.

—¿Es tuyo? No sabía que ahora eras un fumador.

Sus ojos se entrecierran ligeramente antes de desplazarse a algo sobre mi hombro. Antes de que pueda reaccionar, Luke Sawyer se detiene a mi lado.

—¿Lo trajiste? —gruñe.

—Buenos días para ti también. —lo molesto.

Pero él me ignora, extendiendo la mano hacia Et para que le entregue el cigarrillo.

Oh... ¿Es para él?

—Mierda viejo, cuando dije que me consiguieras un cigarrillo, no me refería a literalmente solo uno. —lo agita en su cara, rompiéndolo un poco.

Lo lleva rápido a sus labios y lo enciende, dando una calada honda y exhalando el humo tóxico con un suspiro.

—¿Es tuyo? ¿Estás fumando? —chillo, también golpeo su brazo con mi mano.

—No Lay, estoy purificando mi alma —da otra calada, reteniendo el humo por más tiempo dentro de su pecho—. Mierda, ya extrañaba esto.

¿Qué?

—No entiendo nada —dejo que mi vista viaje de Sawyer a Ethan, y de vuelta al auto nombrado subjefe de unidad—. ¿Dejaste de fumar?

—Si. Cuando Becca quedó embarazada...

—Cuando la embarazaste —corrige Ethan y casi me río—. Me refiero a que no fue algo que ella sola hiciera.

Sus hombros se encogen ligeramente como cuando sabe que tiene la razón, y podría ser la cosa más absurda de decir en un momento como este, pero ese es Ethan. Práctico como siempre.

—Si, si, lo que sea —otra calada—. Este puto trabajo es demasiado estresante, está acabando con mis nervios.

Evito poner los ojos en blanco, considerando que es muy temprano en la mañana para pelear con Luke.

—Tal vez por eso Christian fumaba mucho... Antes —añade Et.

—Ese idiota —gruñe de nuevo Sawyer—. Antes de que la cosita sexy lo castrara y usara el sexo para controlarlo.

—No parece quejarse —les digo a ambos, por si tienen la idea equivocada sobre Ana.

Nos quedamos en silencio por un momento porque es obvio que Luke está de mal humor por su aparente abstinencia, a menos que sea otra cosa. Me he perdido de mucho en estos meses que estuve en Portland.

Veo a Ethan girar sobre sus talones para subir las escaleras, así que lo sigo, Luke caminando detrás de mí.

—¿Ethan? —una voz pequeña lo llama.

Los tres giramos hacia la chica rubia que nos observa, apretando una mochila con fuerza contra su pecho y sus ojos fijos en Et.

Dios mío.

¿Es ella? ¿Es la chica con la que sale? ¿Vino a buscarlo a la estación porque está desesperado por verlo después de su cita de ayer?

—¿Ethan Kavanagh? —la chica habla de nuevo, y yo trago el nudo en mi garganta.

¿Está preguntando? Ethan gira completamente con el ceño fruncido, luego asiente con calma.

—Soy Ethan Kavanagh.

Casi exhalo de alivio porque no es la tal Melissa. Aunque, ¿Por qué debería importarme? Dios, no estoy lista.

—Soy Katherine... Kate Steele. —¿Steele? ¿Como Ana?—. ¿Puedo hablar contigo en privado?

Ethan mira en dirección a Luke, que está tan atento a la conversación que soltó el cigarrillo sobre las escaleras. Lo pida rápidamente y asiente.

—Vamos, Lay. —me ordena.

Sawyer pasa por mi lado sin detenerse, con la vista al frente y su mal humor. Lo sigo dentro de nuestro edificio sin mirar a Ethan, necesitando dejar de pensar en él y en la chica rubia que está aquí buscándolo.

—Luke, habla conmigo —pido cuando lo sigo por la escalera de madera que lleva a nuestro piso—. ¿Por qué estás tan molesto hoy?

—Solo estoy cansado, rubia.

Se dirige a la cafetera para encenderla, sacando la taza las grande del gabinete y poniéndola a un lado.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

No sé que tipo de cansancio tiene, pero estaré feliz de ayudar si eso me distrae de pensar en cierto compañero con el que tengo una historia.

—¿Puedes cuidar a Jamie el fin de semana?

¿Ah?

—Supongo que si, ¿Hay algún problema?

Suspiro dramático de Luke.

—Ese bebé es demasiado demandante para mi gusto —sus cejas oscuras se juntan en su frente—. He sido relegado a dormir en el sofá solo porque Jamie llora cuando me acerco a Becca.

¿Esto es sobre sexo?

—¿Estás así porque tu hijo recién nacido necesita más atención que tú? —chillo.

—¡Y por ese maldito sofá duro! ¡Ayer me clavé un puto unicornio en la espalda!

No voy a preguntar sobre eso, esto es demasiado extraño para mí.

—Bien, si claro, puedo cuidar al bebé. ¿Necesitas ayuda con las niñas?

—No. Mi mamá las tiene el fin de semana porque van a una pijamada con la hija de sus vecinos.

—Bien.

El café está listo para servirse, así que tomo una taza para mí y sirvo ambas, tomando una cucharada de azúcar para el café de Luke. Tal vez la azúcar le regrese su buen humor.

Está a punto de protestar cuando su móvil timbra, lo saca del bolsillo para mirar la pantalla y vuelve a fruncir las cejas.

—¿Et?

—Hey, Luke —estoy tan cerca que puedo escuchar la voz del rubio—. Necesito salir un par de horas, es un asunto personal.

Sawyer me mira brevemente antes de asentir.

—Trae rosquillas cuando vuelvas. —supongo que es su equivalente a una autorización.

—Entendido —dice Et y la llamada termina.

¿Asunto personal? ¿Qué carajos está pasando ahora?

Nuestro (Mío #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora