Prólogo

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Todo a mi alrededor es caos... es como si el tiempo se hubiera vuelto inexistente para mí. Escucho los murmullos de las personas a mi alrededor. No me duele nada, no siento nada, es como si mi cuerpo estuviera luchando por mantenerse sereno en medio de todo el caos. Mi mente no la siento mía, todo lo que siento ahora es un inmenso dolor que avasalla mi pecho.

Escucho las quejas, los gritos y el llanto. Muchos de los gritos son para mí, siento las miradas de las personas que están a mi alrededor sobre mí, pero nada de eso me importa. Lo único que me importa es lo que sentí hace tan solo unos minutos, mi mundo se vino abajo cuando lo vi, pero ahora ese dolor no se compara a lo que ahora estoy sintiendo.

Es como si el dolor que siento tuviera vida propia y quisiera salir de la profundidad de mi pecho para salir corriendo lejos de todo esto.

Con la mirada aún perdida giro en la dirección en donde todo ha ocurrido, veo el cuerpo a mitad de la calle y lo único que pienso es ¿Por qué? Mi cuerpo y mi mente funcionan distinto, mi cuerpo actúa por sí solo, cuando reacciono ya estoy enfrente del cuerpo.

Sé que está muerto, sé que no lo imagine, antes de que muriera he visto que intentaba decir lo siento. Escucho las sirenas de la policía, ¿cuánto tiempo ha pasado?

Reacciono cuando siento dos puños estrellarse una y otra vez contra mi pecho, la vista se me vuelve a nublar por unos segundos y cuando logro enfocar veo a la persona que está frente a mí, sus mejillas están bañadas de lágrimas y se ve terrible, tiene un aspecto deplorable, su rostro esta hinchado por el llanto.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —solloza —¡Tú lo has provocado!, ¡tú tienes la culpa!

Alguien me quita de encima a esta persona y continúo escuchando sus gritos e insultos hacia mi persona, pero eso ahora no me importa. Vuelvo a mirar al cuerpo que ahora lo cubren con una manta blanca.

Hay más personas que antes, dos policías están cerrando la calle, a mi lado se detiene una mujer con el uniforme de la policía, me pregunta cosas y cuando me pregunta por el cuerpo dejo de escuchar y comienzo a escuchar un zumbido. Yo no pedí esto, no lo quiero.

La mujer me intenta tomar del brazo, pero me safo de su agarre. Mi atención vuelve a mirar por última vez al cuerpo que se ha llevado toda mi felicidad y dejando a una persona con un inmenso dolor y un gran vacío, me giro y empiezo a correr.

No sé cuánto tiempo he corrido, solo sé que mis piernas y mi cuerpo me piden que pare, pero ignoro el dolor, solo quiero dejar de sentir.

Rendido caigo al suelo, mis rodillas impactan contra el asfalto produciéndome dolor contra el área afectada. Llevo mis manos a mi cabeza intentando ahuyentar todos los recuerdos de hace unos momentos.

¿Qué voy a hacer?, ¿qué sigue ahora?

Mis pensamientos se detienen cuando escucho un auto detenerse a unos metros de mí. Giro tan solo un poco y me doy cuenta de que del auto sale la misma mujer que intentaba hacerme preguntas hace un momento.

Viene hasta mí y me levanta, no pongo objeción alguna, solo quiero alejarme de aquí.

Por ello hago lo que me piden sin prestarles la suficiente atención, cuando estoy sentado en la parte trasera del auto solo puedo pensar en lo mismo ¡Ha muerto, él está muerto!

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora