Capítulo 12

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Reencuentros felices

Emma

Dejo mi teléfono a un lado cuando leo el mensaje de Sasha avisándome que vendrá pronto.

Me miro al espejo por última vez. Tengo buen aspecto y el uniforme no tiene ninguna arruga y eso me hace sentir presentable. Me acomodo mejor mi cabello, ya que hoy decidí dejarlo suelto.

A mi mente llega un recuerdo y le sonrió a mi propio reflejo recordando lo que sucedió el sábado por la noche.

El que haya conocido a David me ha generado una duda, Marco en realidad no me dijo su dirección, solo me fue dando instrucciones, si no hubiera visto al perro jamás nos habríamos detenido en el parque.

Y cuando David vio a Marco en su rostro se reflejaba el asombro, y no entiendo el por qué. Soy una persona que cuando le surgen dudas busca respuestas, pero por primera vez tendré prudencia y no preguntare nada.

Tomo mi mochila del pequeño sillón que esta junto a la ventana y salgo de mi recamara.

Al bajar las escaleras me encuentro a papá tendido sobre el sofá viendo televisión. Esta mañana se ha sentido mal y mamá decidió que lo mejor era que se quedara en casa y que no fuera a trabajar, él no puso ninguna objeción y accedió a quedarse.

—¿Ya te vas? —Pregunta girándose un poco.

—Sasha ya viene en camino —respondo.

El asiente y vuelve su vista a la televisión. Avanzo hacia el sofá lateral y me siento.

Papá mira un película antigua, cuando era pequeña papá y yo nos sentábamos en la alfombra o en el sofá y veíamos maratones de películas antiguas, mamá primero nos regañaba por perder el tiempo, pero al final siempre se nos unía y nos hacía palomitas.

—¿Qué harás mientras yo estoy en la escuela y mamá en el trabajo? —Es extraño que alguno de los dos pase un día entero en casa, siempre están trabajando.

—Hasta la pregunta ofende y más cuando sabes la respuesta cariño —me mira fijamente—, sabes que estaré toda la mañana y tarde acostado aquí —señala el sofá donde está tendido —creo que Maggie me odia este día.

Me río porque ya se la respuesta.

—Adivinare, como tú estás aquí ella no podrá ver sus programas el día de hoy. —Es típico que Maggie se adueñe de la televisión cuando no hay nadie en casa.

—Así es, le he pedido un vaso de jugo y cuando me lo ha traído me ha mirado mal.

No me contengo más y suelto una carcajada, Maggie es así. Se enfada cuando alguien no la deja ver sus programas en su tiempo libre.

—Anda no seas malo —le digo —mira la televisión en tu recamara y déjale a ella la de la sala.

—No quiero.

—Papá —lo llamo, pero me ignora. Decido cambiar de táctica y lo miró fijamente por varios segundos hasta que por fin me mira. —¿Por qué no quieres?

—Porque si me voy a la habitación me quedare dormido y no quiero hacerlo, quiero aprovechar mi día viendo televisión.

—Como quieras —me rindo porque el intentar que cambie de opinión es batalla perdida.

Me llega una notificación de un mensaje de Sasha diciendo que está afuera.

—Me voy, Sasha está afuera esperándome —me acerco a él y le doy un beso en la mejilla —que te mejores.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora