Amor de primera
Emma
Ha pasado alrededor de una hora y media desde que subí a la antigua habitación de Marco. En todo este tiempo mentiría si digo que no me he aburrido. Para matar el tiempo estuve mensajeándome con Sasha. Así como también hable con Sam.
Suspiro y me levanto del sillón que está en una esquina de la habitación. Miro a mi alrededor poniendo atención en cada mueble. Se siente como si en mucho tiempo no hubieran ocupado está habitación. Pero cabe recalcar que la mantienen limpia.
Mis dedos rozan la silla de un escritorio cuando paso junto a ella. Continúo caminado hasta detenerme frente a unas repisas. En una de ellas hay una fotografía, en la cual aparece Marco junto con un hombre mayor que él. Y con tan solo verlos sé que él es su padre, el parecido que compartían es imposible de no distinguir.
Continúo viendo la fotografía hasta que un carraspeo me sobresalta y giro asustada encontrándome a Marco parado en el umbral de la puerta.
Siento como mis mejillas arden cuando me doy cuenta de que me ha visto fisgoneando sus cosas.
—M-marco, no te escuche —tartamudeo sintiendo una gran vergüenza.
—Está bien, eres libre de hacer lo que te apetezca en esta habitación.
Asiento y él cierra la puerta caminando hasta sentarse en el sillón en donde pone sus codos sobre sus rodillas.
—¿Cómo te fue? —Pregunto sentándome en la orilla de la cama.
—Mejor de lo que pensaba.
Lo miro y encuentro rastros de lágrimas en sus mejillas, tan solo el saber que lloró me oprime el corazón. Me levanto y camino hasta sentarme sobre sus piernas, él de inmediato me rodea la cintura con su brazo derecho.
—¿Quieres hablar de ello? —Niega y no insisto más.
Suspira y pasa su lengua por sus labios antes hablar.
—Mi madre quiere que nos quedemos a comer.
—Es una idea fantástica, además de que admito que ya tengo hambre —cuando termino de hablar escondo mi rostro en el hueco de su cuello sintiendo y escuchando su risa. Mientras ríe su pecho vibra y esa es una de mis cosas favoritas.
—De acuerdo, nos quedaremos a comer, pero también menciono que le gustaría que nos quedáramos a dormir aquí.
Me aparto de su cuello y lo miro, esto no lo teníamos previsto, por lo que no sé qué responder.
—Marco, no estoy segura de que mis padres me den permiso.
—Se lo dije, pero insistió en que te lo dijera.
—Bueno, puedo hablarle a mamá y preguntarle.
—Bien.
Me enderezo y estiro mi brazo alcanzando mi pequeña mochila en donde hace ya varios minutos guarde mi teléfono. Cuando lo tengo en mis manos pongo la mochila en el suelo y luego llamo al número de mi mamá.
Sé que me contestara porque ahora mismo esta en su tiempo libre para comer. Y como pensé, me contesta al segundo tono.
—Hola hija, ¿cómo va todo?
—Bien, la madre de Marco nos ha dicho que nos quedemos a comer —omito el que solo se lo haya dicho a él.
—Está bien hija, tu padre tiene una junta y yo lo esperare, así que puedes llegar a casa un poco más tarde.
—Gracias, pero hablando de ello, quería preguntarte algo.
—Dime.
—Bueno, lo que sucede es que... —Marco me acaricia la mano alentándome a continuar—. ¿Puedo quedarme está noche en la casa de la mamá de Marco?
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Almas Gemelas
RomanceDos almas que estaban destinadas pudieron encontrarse. Pero las dificultades de la vida y las decisiones del pasado tienen consecuencias. Ella vivía bajo la constante presión de hacer lo que los demás querían, no podía defraudar a las demás personas...