Capítulo 10

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Un pequeño rose

Marco

Contarle a Emma parte de la historia de mi pasado fue realmente difícil, no soy una persona que suele confiar en las personas, no me gusta que sientan lastima por mí.

Pero hoy deje ver una parte de mí que muy pocas personas conocen. Hoy hice que Emma forme parte de mí y de mi pasado.

Desde que vi a Emma llamo mi atención, como persona y como mujer. Ella me trasmite confianza, más de la que todavía no logro comprender y menos en el poco tiempo que la conozco.

Tenerla entre mis brazos me hace sentir tranquilo e incluso me siento feliz, un sentimiento que no sentía desde la muerte de mi padre.

Mi teléfono vibra en el bolsillo trasero de mis jeans. Lo reviso y no puedo evitar rodar los ojos.

David

¿Cómo te va con Emma?

Me da pereza responderle a David, por lo que guardo mi teléfono y de nuevo abrazo a Emma.

—¿Marco? —Se voltea quedando frente a mí y yo la miro directamente al azul grisáceo de sus ojos.

—¿Mmmh...?

—¿Tienes planes para cuando nos vayamos de aquí?

—Creo que no, al menos que tú te tengas que ir rápido.

—No tengo ninguna prisa por irme, aquí estoy muy cómoda. —Se abraza aún más a mi torso y esconde su rostro en mi pecho, su acción me provoca una sonrisa. La acerco más a mí, si es que todavía se puede más. Pego mi nariz a su cabellera e inhalo su aroma. Flores, me encanta.

—Yo también estoy muy cómodo aquí...  contigo. —susurro lo último en voz baja, pero con un tono con el cual ella pueda escucharme.

Escucho una risa baja por parte de ella. Y eso acelera los latidos de mi corazón.

—Hay una feria y Sasha es fanática de ellas y nos invitó ¿Quieres ir?

—¿Te gustaría ir a ti? —Lo que ella quiera por mi estará bien, me encanta ver sonrisas en su rostro angelical.

—Sí.

—Entonces vamos. Porque el camino es largo —hago una mueca, la cual ella no ve.

—Pero antes de irnos, hay que quedarnos unos minutos más, realmente estoy cómoda aquí.

Se aparta de mi pecho quedando a centímetros de mi rostro, no dejo que se despegue de mí, la mantengo entre mis brazos.

Su mirada conecta con la mía, bajo la mirada a sus mejillas que lentamente se van tiñendo de rojo carmesí, continuo con mi inspección y bajo a sus labios, estos se entreabren un poco provocando que trague saliva.

Mi mano derecha suelta la cintura de Emma, y la dirijo a su mejilla sintiendo el tacto suave de su piel ante mi contacto.

—Marco... —habla con nerviosismo.

Acerco mi rostro más al de ella, su labios están ahora a milímetros, rosándose sin estar juntos del todo. Quiero besarla joder, de verdad que lo deseo.

Pero me contengo y subo mis labios a su frente suspirando fuertemente. Aún no es el momento.

Emma sube su rostro a la altura del mío y recarga su frente sobre la mía, un detalle íntimo y con muchas promesas de por medio.

*****

El lugar esta atestado de gente, vuelvo a repetirme interiormente que estoy en este lugar solo por Emma.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora