Capítulo 28

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Feliz Cumpleaños

Marco

Beso una vez más sus labios sintiendo aún las corrientes de mi cuerpo. El beso es perezoso, pero satisfactorio.

Pego mi frente contra la suya soltando un largo suspiro y salgo de ella dejándome caer junto a su cuerpo. Tardo solo unos segundos acostado ya que después me siento y me encargo de quitar y desechar el preservativo que ocupamos.

Cierro los ojos sintiendo los fuertes latidos de mi corazón golpear contra mi pecho. Intento tomar aire, pero las palpitaciones continúan y podría jurar que no han disminuido ni un poco.

Giro mi cabeza para observar a Emma. Su pecho sube y baja. Su cabello se extiende y se pierde bajo la sabana negra que cubre su cuerpo desnudo. Sus mejillas están sonrojadas y mantiene los ojos cerrados. Sonrío ante el panorama que tengo, es más que maravilloso.

Abre sus ojos permitiéndome ver el azul grisáceo. Su mirada tiene un brillo especial. Me vuelvo a acostar junto a su cuerpo y ella con lentitud se acerca hasta mí recargando su cabeza sobre mi pecho y con sus brazos rodea mi torso.

—¿Por qué estás tan agitado?

—No lo sé.

Y es verdad, desde pequeño siempre he tenido el mismo problema. Hay veces en que mis latidos son muy rápidos e incluso cuando practico algún deporte me cuesta respirar pasado un tiempo. Es algo a lo que ya estoy acostumbrado.

—¿Es normal?

—No lo sé.

—¿Tienes alguna otra respuesta? O solo me dirás no lo sé.

—No lo sé.

Emma se queja y me da un manotazo en el pecho a lo que yo respondo soltando una risa baja y con ello provocando que ella vuelva a quejarse.

Intenta apartar su cabeza de mi pecho, pero la rodeo con mis brazos y presiono mis labios contra los suyos logrando que de nuevo se relaje entre ellos. Mi lengua busca contacto con la suya y cuando nuestras lenguas se encuentran el beso se vuelve más ávido.

Presiono mi cuerpo contra el suyo consiguiendo que ella suelte un gemido.

—¿Quieres...?

—Sí —responde.

No me da tiempo de decir algo más ya que vuelve a besarme. Estiro mi mano al buró que esta junto a la cama y mis dedos tocan la madera hasta encontrar lo que busco, cuando lo tengo entre mis dedos lo atraigo hacia mí.

Me separo de Emma para abrir el preservativo, el cual no me toma mucho tiempo ponérmelo. Segundos después presiono mis labios sobre su cuello haciendo que se estremezca y que sus manos vaguen por mi espalda.

*****

Abro los ojos cuando escucho ruidos en la planta baja y con pereza me siento frotandome los ojos con mis puños tratando de borrar la somnolencia que aún siento debido a que estaba dormido.

Alcanzo mi teléfono que está sobre el buró revisando la hora. Son más de las dos de la tarde, Emma se fue hace más de una hora, yo mismo la acompañe hasta la puerta para que al poco rato volviera a subir a mi habitación y continuar durmiendo.

Saco mis piernas de la cama y toco el suelo alcanzando las pantuflas que mi madre me regalo en navidad.

Todavía algo adormilado salgo de la habitación y con lentitud bajo las escaleras. Sobre uno de los sofás está el maletín de David, miro al lado opuesto y veo la figura de mi compañero de casa salir de la cocina.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora