Capítulo 5

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Problemas

Emma

Cuando despierto Sasha ocupa casi toda la cama, no me empujo al suelo de milagro; pero a pesar de eso su mano estaba en mi cara, dormir con Sasha no es nada sencillo. Me incorporo y me siento pegando mi espalda a la cabecera de la cama, desperté antes de que empezara a sonar la alarma.

Faltan treinta minutos para las siete de la mañana. Hago a un lado las cobijas y me levanto para ir al baño, tomo el uniforme de la escuela y una muda de ropa interior del armario.

Me doy una ducha rápida y una vez ya cambiada y aseada despierto a una Sasha dormida, la muevo hasta que abre bien los ojos.

—Sasha es increíble que ni con la alarma te despertaras.

—Lo hice, pero la apagué y me volví acomodar —sonríe con los ojos cerrados—, ¿te he dicho ya que tu cama es muy cómoda? —Se estira aun sonriendo.

—Muchas veces, ahora levántate, si quieres te puedes duchar mientras yo bajo para ver si ya está el desayuno, tu uniforme lo colgué anoche en el armario.

Sasha murmura algo incongruente mientras salgo de la habitación.

En la cocina ya se encontraba una sonriente Maggie preparando el desayuno, desde que tenía seis años mamá contrato a Maggie para cuidarme el tiempo que ella estuviera trabajando, al paso de los años la contrataron para hacerse cargo de la casa. Y no podía estar más de acuerdo con que Maggie trabajara aquí. Le he tomado cariño.

—Buenos días Emma —me saluda con un beso en la mejilla.

—Buenos días —murmuro.

—¿Algo en especial que quieran para desayunar Sasha y tú?

—No lo sé —hago una mueca.

—Ayer Sasha me pidió o bueno me suplico que le hiciera chocolate.

—Sí, eso es típico de ella, creo que está obsesionada con tu chocolate.

—Con eso y con las galletas de Arándanos.

—Cierto, pero la entiendo cocinas delicioso mujer, quien fuera tú.

Maggie sonriendo regresa a la estufa para seguir cocinando, se escuchan pasos al bajar las escaleras y luego entra una Sasha arreglada en tiempo récord.

De hecho es todo lo contrario a la chica soñolienta que despertó esta mañana en mi habitación, su cabello estaba esponjado y revuelto y ni hablar de su cara y ojos hinchados, sino me equivoco creo que tenía algo de baba en su barbilla.

—Buenos días, ¿cómo estas Maggie preciosa? Pero para que pregunte si la respuesta es obvia —se da un golpe en la frente—, todos los días que te veo sigues igual, de hecho hasta más joven.

—¿Taza grande o taza pequeña para el chocolate?

—Taza grande ya sabes me gusta todo lo grande de esta vida —me mira y me guiña un ojo.

Giro los ojos y luego le respondo.

—Ya, seguro. Por cierto ¿Cómo es que te duchaste muy rápido?

—¿Quieres que te mienta o que te diga la verdad?

—No es necesario, te conozco bien y sé que solo te echaste agua en tu rostro y en tu cabello.

Sasha se encoje de hombros y se dirige a la mesa, yo la sigo y a los pocos minutos se unen mis padres para el desayuno. Sasha hablo con mis padres durante casi todo el desayuno, pero había algo en ella que no me gustaba.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora