Este capítulo tienes escenas de sexo para mayores de 18 años, puedes ignorarlo, no interfiere con la historia, no te preocupes. Seguiré dejando las advertencias pero bueno cada que ustedes vean la palabra: extra, ya saben lo que se viene ;)
Otra cosa, para los mayorcitos y mayorcitas que vayan a leer esto: cuando Carlos diga: dale play, le dan play a la canción que les dejé ahí arribita. (Esto lo vi una vez en una novela de Ariana y le da como un efecto 3D al capítulo). Pero no suban mucho el volumen para que no interfiera en la lectura.
Ahora sí, que lo disfruten pues. Besos a distancia, mua mua.
......
Noche de la fiesta.Carlos:
Me dejé caer en la cama, mientras ella cerraba la puerta de la habitación. No sé si fue porque estaba un poco borracho, por lo hermosa que se veía, o solo porque sí, pero me pareció un buen momento para retomar el tema de las fantasías.
–Alexa…–hice un gesto con la cabeza para que se acercara.
Hizo un ademán de sentarse encima de mí, pero la detuve tomándola de la cintura.
–¿Qué pasa? –me acarició los hombros.
–Hazme un baile sensual.
–¡¿Qué?! –contuve la sonrisa ante su cara de miedo.
–Dijiste que querías descubrir mis fantasías –me eché un poco hacia atrás apoyando las manos en el colchón–, esta es una de ellas.
Pareció que lo pensaba por un segundo, su cara se iba transformando hasta formar esa sonrisa traviesa que tanto me gustaba.
–Necesito música –tomó su celular y comenzó a alternar los ojos entre la pantalla y yo.
–¿Y bien? –sonreí de lado.
–Creo que esta es buena –musitó–, se llama Do it for me, de Rosenfeld.
–Suena prometedor, dale play.
Dejó el celular sobre la cómoda y una melodía lenta y sexy se apoderó de la habitación.
–Nunca había hecho esto, no te rías –se mordió el labio.
–Me provocas de todo, menos risa –aseguré, y fue como una orden para que empezara a bailar.
Se movía lentamente mirando a todos lados, intentaba seguirle el ritmo a la canción, pero eso hacía que negara con la cabeza como si estuviera dando un discurso y se hubiera equivocado.
–Alexa, mírame.
–Te dije que no era buena en esto –intentó ir a por el celular pero la detuve agarrándola por la muñeca.
–Escúchame, solo tienes que mirarme a los ojos, ¿vale?.
–Vale –soltó un suspiro y volví a recostarme en mis manos.
La única iluminación del lugar era la luz de una farola al otro lado de la calle, y la combinación de esa luz con el color de sus ojos, hacían una mezcla simplemente adictiva. Hizo caso a lo que dije, mantuvo la vista fija en mí, y comenzó a moverse con más ganas, con más deseo.
–¿Qué sigue después de esto? –susurró–, en tus fantasías.
–Que te quites la ropa.
Deslizó por sus hombros los tirantes de la parte superior del pijama, y lo dejó caer al suelo, mostrándome el sujetador. No había apartado la mirada ni por un segundo, y eso me estaba haciendo imaginar las mil formas de follarla viéndonos a los ojos. Bajó lentamente el pantaloncillo, y dio un paso al frente liberando sus pies de la ropa. Movió las manos a su espalda para desabrochar el sostén, y en un solo movimiento se despojó de él tirándolo al suelo. Sonreí de lado sintiendo la presión en mi entrepierna. Alexa no tenía los pechos más grandes que había visto, pero si los más hermosos. La canción tenía una letra curiosa, pero estaba muy ocupado observando la belleza frente a mí que no le presté mucha atención.
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Entre cuatro paredes. ©
Teen FictionUn virus que fue subestimado, y dos personas que violaron las medidas. Yo diría que esos fueron los principales factores de esta ecuación. Alexa, una chica de veinte años, economista, con experiencia en relaciones no amorosas, conoce a Carlos. Un ch...