Buenas madrugadas por aquí, ¿Quién más está desvelad@? ¿Solo yo?. Bueno, les traigo un extra +18, vuelvo y repito: si eres menor de edad no lo leas por favor, ya habrá muchos +18 que leer cuando crezcas te lo aseguro.
Eeeen fiiin, les dejo esto y me retiro lentamente...(déjenme en los comentarios que les gusta y que no, me ayudarían mucho), byeee.
........
-¿Seguimos jugando? -preguntó mientras repartía besos por mi cuello.
-Claro que sí.
-Entonces podemos seguir mintiendo -se levantó un segundo para mirarme y ambos sonreímos.
-¿Quieres que te bese? -susurró.
-No -me mordí el labio inferior, retándolo con la mirada.
Se recostó a mi derecha, de medio lado. Intenté voltearme pero colocó una mano en mi abdomen indicándome que me quedara boca arriba. Subió la mano hasta mis labios, y los acarició con los dedos. Cerré los ojos para disfrutar de la sensación.
-Mentirosa, esos labios piden a gritos ser besados.
Quería voltearme, y decirle que sí, claro que sí, pero me contuve. Descendió por mi cuello, despacio, y yo sentía que cada roce me quemaba la piel.
-¿Quieres que te quite la ropa, Alexa?
-No -desabrochó el primer botón de mi blusa casi antes de responder.
-¿Segura?
-Sí -soltó el segundo, y el tercero, y el cuarto.
-¿Y por qué no haces nada para detenerme?
Apartó la tela de mi pecho, dejando a la vista mi sujetador. Me giró hacia el otro lado, quedando de espaldas a él. Ahogué un suspiro cuando apartó el pelo de mi nuca, y comenzó a repartir besos suaves mientras me acariciaba la espalda con la otra mano. Iba sin prisa, a su tiempo, más lento que las gotas de lluvia que chocaban en las ventanas. ¿Por qué?, ¿y por qué me gustaba tanto eso?
Zafó mi sostén, deslizó un tirante por mi hombro, y yo estiré el brazo para deshacerme de un lado la prenda, que calló tendida frente a mí sobre la cama. Pegó su cuerpo al mío, y no sé cuál de los dos desprendía más calor. Pasó una mano por encima de mí, y yo apreté los muslos cuando dibujó una línea recta con los dedos entre mis pechos, arriba y abajo, como indeciso de cual escoger para acariciar, como si quisiera acariciar los dos al mismo tiempo.
-¿Te gusta eso?
-Puede gustarme más.
Tomé su mano y la llevé a mi boca, mojé dos de sus dedos con la lengua, y sentí como su erección se encajaba en mi espalda baja. Dirigí sus dedos a uno de mis pechos, y dejé escapar un gemido esta vez cuando sentí la humedad fría deslizarse por mi pezón. Dejé escapar otro cuando hicimos lo mismo con el otro pecho, mientras yo apretaba una pierna contra la otra.
-¿Y ahora, te gusta?
-No...
-No voy a parar hasta que digas que sí.
Su vos era una caricia más, era la más completa, entraba por mi oído y se esparcía por mi piel de adentro hacia afuera. Arrastró la mano por mi abdomen, desabrochó los jeans y en un momento, tenía sus dedos bajo mis bragas. Comenzó a moverlos con lentitud, trazando círculos imperfectos, causando estragos deliciosos debajo de mi piel.
Me aferré a las sábanas cuando aceleró los movimientos.
-La palabras mienten, Alexa, pero... -introdujo un dedo y yo abrí los ojos de golpe, de placer-, esto -lo sacó lentamente y lo arrastró hasta mi ombligo dejando un camino mojado-, esto no miente.
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Entre cuatro paredes. ©
Teen FictionUn virus que fue subestimado, y dos personas que violaron las medidas. Yo diría que esos fueron los principales factores de esta ecuación. Alexa, una chica de veinte años, economista, con experiencia en relaciones no amorosas, conoce a Carlos. Un ch...