• Capítulo 2 •

621 97 15
                                    

Martes 26 de octubre 2010.

Sostuvo cuidadosamente la pelota entre sus manos mientras el cuero de esta ardía por el calor. Sabía que más de una persona en el internado la estaba asechando con la mirada como si se tratara de una delincuente, como si una chica no pudiese practicar deporte. En realidad, era la única en ese patio y no debía sorprenderle. El internado J.Polk se caracterizaba por la calidad de su alumnado y profesores, calificado como uno de los mejores establecimientos educacionales en el país. Era por eso que la mayoría de los niños y adolescentes aquí inscritos provenían de familias con buen estatus socioeconómico, les daba prestigio.

Así que no debía sorprenderle ser rechazada por los demás. Todo el mundo sabía de qué tipo de familia provenía, no había abogados ni médicos destacados, su suerte nada más le alcanzó para tener una madre que la golpeaba desde que tenía 6 años, y un padre supuesto trabajador del mercado que en realidad era un traficante de drogas.

Botó aire por la nariz suspirando con molestia y continuó lanzando el balón a la canasta. El Basquetbol era la única forma que tenía de poder descargarse cada vez que llegaban recuerdos de su cruenta y pobre niñez. Hubiera preferido que su padre ganara poco dinero a que se metiera en las drogas, hubiera querido nunca haber visto a su madre acostándose con otros hombres cuando ella tenía tan solo 6 años.

Neil Cooper la observaba desde un pasillo. Cuanto odiaba a esa bastarda y no solo porque lo había golpeado ayer en la cara por insultarla, también por ser una extraña, por ser tan diferente al resto. Neil había sido criado bajo una familia de políticos millonarios con un alto aire de grandeza, era por eso que detestaba a Jauregui, según él, Lauren era una lacra de la sociedad, una pobretona de este lugar.

Se tocó la mejilla de un color semi-morado y les comentó a sus amigos que se vengaría de Jauregui, nadie ni mucho menos una mujer lo golpearía sin merecer algo de vuelta.

—No puedes simplemente golpearla o tendrás problemas, debes encontrar su punto débil. —Le dijo uno de sus amigos. Neil recordó cuan extraña era Lauren. Desde que tenía memoria, en el primer momento en que la vio, supo que había en ella algo diferente al resto.

—Buscaré en los archivos personales y ustedes podrían ayudarme —sonrió para sí mismo—, distraerán al director mientras yo saco el expediente de esa rata —pasó cerca del profesor de matemáticas sonriéndole amablemente—. Buen día profesor —era increíble cuan falso podía ser—. Vamos chicos, acompáñenme.

Así lo hizo. Con la mejor de sus sonrisas fue hacia la oficina del director Smith, en realidad fue todo mucho más fácil de lo que creyó. Por suerte de verdad alguien lo solicitaba en la entrada y como Cooper era tan querido en este lugar y tan "correcto", el director no tuvo reparos en pedirle que le cuidara la oficina.

Una vez cerciorándose que estaba lejos, le pidió a su amigo que vigilase la puerta. Abrió el cajón donde un montón de carpetas color amarillo se encontraban ordenadas alfabéticamente. Sabía que ella era la única de apellido Jauregui en este establecimiento. Sus ojos brillaron con malicia al ver su expediente.

—Veremos si es alérgica o si esconde algo —dentro de esos archivos estaba toda su información desde hace 8 años cuando Lauren había ingresado al internado. Sus ojos se abrieron enormemente al ver las letras marcadas en rojo, destacando lo que no podía creer. ¿Cómo era posible?—. Vaya... —comenzó a reír buscando entre los papeles algo que siguiera confirmando aquello. Nadie conocía la información contenida ahí, excepto el profesor Springer, el director y la propia Lauren—. Vamos a jugar con esa vagabunda un rato.

[Lauren POV]

No me importaba que el sol de las 3 de la tarde me diese tan fuerte, o las típicas advertencias de no exponerse para evitar el cáncer en la piel. Sabía que moriría con una bala en la cabeza, que algún narcotraficante que odiase a Michael se encargaría de dispararme, o que al cabo de un tiempo acabaría en la cárcel como él. No quería que sucediera aquello, pero no sabía que esperar de la vida. Me había desilusionado tantas veces, y si no fuese porque tengo un hermano a quien cuidar, tal vez ya no estaría viva.

『 Harām 』─  {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora