• Capítulo 10 •

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Nicholas le susurraba algo al guardia del local para entrar, parecían conocerse. Lauren estaba de pie unos cuantos metros lejos de la puerta mientras se dedicaba a observar a las personas que llegaban. Contrario a lo que pensaría, había personas de todo tipo, incluso vio mujeres escotadas, con aspecto de modelo, hombres que parecían pertenecer a alguna mafia y simplemente grupos de amigos con ganas de "pasarlo bien".

Una señal con la mano de Hoult fue suficiente para que ambos entrasen sin pagar. La curiosidad la embargaba, las ganas de preguntarle al chico porque entraba gratis eran altas pero ya había aprendido que ser curiosa en la vida trae sus consecuencias. Clara la golpeó muchas veces cuando era niña por estar en momentos inapropiados, la primera hija de los Musalem le profirió un golpe con la radio en la parte trasera de su cabeza por estar rn su habitación en el momento menos preciso.

Al entrar se dio cuenta del juego de luces de neón con colores llamativos que tenía el antro, los colores azul, verde y rojo le daban el aspecto futurístico. El humo de cigarro creaba una nube entre las personas que conversaban, se reían o simplemente bailaban en una pista al centro de todo.

—Aquí, Lauren —el chico le señaló, ella entrecerraba los ojos para entenderle al hablar porque aquí era todo más complicado—, en esta pista se posa una mujer a danzar, es increíble.

—¿Estará hoy? —no sabia si le interesaba aquello pero preguntar por cortesía no estaba mal.

—No, viene muy pocas veces pero te apuesto que incluso a ti te interesará —le guiñó.

Lauren suspiró sabiendo que al igual que los Musalem, sabía que es intersexual.

El local nocturno se llamaba "Queen Cleopatra" porque el dueño tenía ascendencia egipcia. Se acercaron a la barra donde un excelente barman jugaba con la botella en el aire. El lugar nocturno era lapidado por quienes eran creyentes en el Islam o judíos estrictos. El alcohol era un mal pero en ocasiones algunos árabes tomaban Arak (licor árabe), al igual que los bailes "provocativos", eran un claro signo de la perdición y Allah no perdonaba esas cosas.

La ojiverde no aceptó nada de beber mas alla de un jugo natural de melón porqué todo lo que tuviera que ver con el vicio le traía pésimos recuerdos de su familia.

El británico rascó su barbilla incrédulo ante la negación de la invitación del vodka, la chica era rebelde, ruda, ¿por qué no querría nisiquiera cerveza? Se acomodaron en el sector VIP, que poseía sofás y gente con dinero a su al rededor.

—Tranquila, veo la curiosidad en ti, puedes preguntar sin problema alguno. Soy un gran amigo del dueño. —Le dio un gran trago a su cerveza— ¿Qué me cuentas? ¿Cuáles son tus motivos por los que llegas a Marruecos sin saber árabe?

—No quiero entrar en detalles sobre mi vida pasada.

Hoult podía oler el temor y rencor en la extranjera, reconocía esas emociones porque él también había pasado por situaciones indeseables, bastante indeseables. Tenía conocimiento de los 18 años de la chica y le recordaba a si mismo cuando llegó escapando a Marruecos. Se apoyó en el respaldo del sofá esperando a que continuase hablando, lo sabía, Lauren lo haría.

—Tuve una vida de mierda desde los 6 años, antes de eso yo creía que quienes me procrearon me querían, pero no era así. Habría preferido pasar hambre antes de ver a mi madre prostituirse, a los 10 años tuve un...—cerró su boca porque no exponerse así—, la cosa es que me metieron a un internado como pago de un favor que les debía un contacto del narco, pues ellos no cuidaban el dinero, simplemente lo gastaban en sus mierdas y no iban a costear mi educación, además de que sería un problema para ellos. Villa alegre es uno de los sectores más peligrosos en San Diego y te juro que...—apretaba su puño, mirando la nada con una rabia tan grande— que voy a sacar a mi hermano de la pobreza.

『 Harām 』─  {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora