Viernes 22 de enero 2011
Una sensación de paz le recorrió cada centímetro de su rostro, y en su cuello sentía una calidez profunda. Abrió lentamente los ojos mientras apretaba los labios y estiraba su cuerpo. Un rayo de sol le llegaba de lleno al párpado lo que produjo que se llevara la mano a su ojo, le molestaba bastante y tenía pretendido levantarse apenas despertase completamente de su trance somnoliento pero, de golpe abrió los ojos al distinguir que no estaba en su habitación.
Temerosa bajó la vista a su cuerpo y notó con asombro la persona que estaba junto a ella. La ojiverde tenía su rostro apoyado en su hombro, respirando sobre su piel, tenía sus labios y ojos cerrados, y la aferraba a su cuerpo en un abrazo, gesto que demostraba la seguridad que sentía a su lado. Aun sudaba, se le notaba enferma pero con la diferencia de que no estaba alucinando, no respiraba agitada, no estaba sollozando por el tal Christopher.
Camila se mordió los labios al ver el color de los de la ojiverde, estaban rojos, seguramente calientes por la sangre y la alta temperatura de su fiebre. Miró el cielo celeste que se apreciaba desde la ventana y casi al borde de las lagrimas le pidió a Allah misericordia pues lo sabía, lo cometido anoche había sido "haram", una falta grave, digna de avergonzar a su padre y familia.
Ella era una mujer con costumbres y reglas distintas, comprometida con Azhaar. Entonces, ¿por qué la había besado? Se preguntaba aquello mientras con su mano acariciaba los oscuros cabellos húmedos y tibios de aquella chica a su lado. Lo que sintió fue una atracción tan fuerte que no pudo controlar ni medir su accionar y es que había que decirlo, Camila a pesar de ser criada bajo las leyes islámicas, a pesar de mostrarse como la mujer ideal, en el fondo no lo era del todo, en el fondo detestaba algunas de sus leyes.
—¿Quién eres. Lauren Jauregui? —susurró con pena porque intuía que la chica había sufrido pero desconocía el motivo— ¿Qué escondes? —era increíble que estando enferma le provocase tanta ternura, una distinta a la que le provocan sus hermanos. Era increíble que a pesar de sus 18 años y aspecto de rebelde, su sola apariencia vulnerable le ganase a la imagen de "idiota" que tenía de ella.
Con lentitud retiró la mano que se posaba aferrada a su cintura para dejarla sobre la cama, se levantó hacia el final de la colcha y con cuidado, cual enfermera, la cubrió hasta el abdomen, apreciando con miedo aquellos músculos. ¡Pecadora! Se decía a si misma, si sigues así van a azotarte por pecadora.
Ella lo sabía, ahora todo había cambiado, definitivamente después de aquel desenfrenado y apasionante beso no podría mirarla como a una hermana menor.
Alejándose con cuidado para no emitir ruido, se fue hacia la salida, mirando minuciosamente el pasillo, asegurándose que nadie la viera salir de allí. Antes de irse, volvió su mirada a la cama para ver dormir boca arriba a aquella febril mujer.
—Por tonta y por ser buen guardaespaldas es que te pasan estas cosas —dijo con una sonrisa burlona para luego desaparecer completamente, gesto que obviamente no reflejaba el miedo de la nueva visión que tenía de la extranjera.
{..Lauren POV..}
Cuando abrí los ojos me di cuenta que ya era de mañana. A mi lado estaba Rashid y una sirvienta, la misma que me curó la herida aquella vez que Camila me tiró la radio a la nuca. Sentía mi cuerpo caliente y mojado, no estaba tan mal como ayer pero de todas formas sabía que no estaba del todo bien. Al tragar saliva, el dolor de garganta era un tormento. Débilmente me giré para que con paños tibios recorrieran mi abdomen y brazos, esto si me venía bien.
—Es mejor que te duches, te vistas y en 1 hora me acompañas al médico, ¿entendido? —Rashid ordenó y yo solo pude asentir— y no, no iremos en tu moto.
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『 Harām 』─ {Camren}
FanfictionLauren Jauregui nunca tuvo elección: Hija de narcotraficantes encarcelados y criada en un internado desde los diez años, creció entre la rebeldía y la soledad, ganándose una reputación de alumna imposible de corregir. En un último intento por reform...
