『 Harām 』─ {Camren}

• Capítulo 16 •

En la celda número 14 del sector B era donde se quedaba uno de los narcotraficantes que mas tiempo tenía metido en el negocio, sí, tal vez no era tan sabido por Lauren pero Michael Jauregui estaba en ello desde antes de su matrimonio con Clara, solo que antes no se atrevió a contárselo a su esposa.

Lanzaba al aire un trozo de plástico para matar el aburrimiento. Quería ver cuanto tiempo lograba estar sin que se le cayera de las manos. La sombra de alguien fornido en el suelo lo sacó de su trance y se sentó en lo que se le podía llamar "cama".

Wilkins, el comandante, tenía la impresión de que el aspecto de Michael había empeorado considerablemente, ¿se acordaría de Christopher?

Jauregui tenía el muy poco cabello, la barba crecida y ojeras de tamaño grande bajo sus ojos con las típicas patas de gallo en los bordes.

—Reo número 27, Michael Jauregui, tenemos que conversar —el aludido hizo un gesto como si nada le importase y se sentó en esa colcha— ¿aun recuerdas que tienes 2 hijos no es cierto?

—¿Siguen vivos? —hizo una mueca—. Yo creí que habían muerto, sí, lo recuerdo, ¿por qué?

—¿Es posible que te hayas ganado un enemigo en el mundo del narcotráfico?

Michael rascó su barba y miró los ladrillos gastados de su entorno, pensando.

—Sí, creo que sí, eran los "cabeza pelada", una banda enemiga de los míos, si matabas a uno del grupo enemigo eras considerado el líder —sonrió con maldad—, lo hice, y fue como tuve mayor acceso a las drogas, ¿por qué pregunta?

—¿Prometieron vengarse de ti?

—Sí. Es de esperarse que lo deseen, especialmente al padre de ese niño, Roger Frederick es de sangre fría y traficante como yo, para asustarlo y decirle que se fuera de Villa Alegre, le di en donde más le dolía, un mocoso de 7 años, una bala directo en su cuello le quitó la vida. Trataron de vengarse una vez pero eso solo repercutió en Lauren —aquello que habían cometido había dañado directamente a la ojiverde— pero dígame ya, ¿Por qué pregunta tanto?

—Tu otro hijo, Christopher, lleva casi dos meses desaparecido y es probable que esos tipos se lo hayan llevado, una anciana, la señora Lutz, ella y varios vecinos anónimos testificaron la misma escena, tres hombres gritaban "ojo por ojo, diente por diente, Michael Jauregui" cuando subieron al pequeño a un auto y quemaban la casa donde vivía.

Los ojos del preso se dilataron preocupadamente mientras meneaba la cara de un lado a otro. Tragó saliva y rascó parte de su frente.

—Si fue Roger Frederick, es imposible que lo encuentren, ese tipo se esconde tan bien como las ratas, y...—resopló— si él es el encargado del secuestro de Christopher, es poco probable que esté con vida, hasta pudo haberlo descuartizado por placer.

.........

La ojiverde estacionó la moto afuera de aquella tienda mientras con el pie ponía la patita para que no cayera. El ambiente al que habían llegado era bastante curioso, el lugar en el que se encontraban era la parte antigua de Rabat, donde las calles estrechas y casas rudimentarias seguían en un número mayor que donde Rashid vivía.

La morena se quedó quieta, siguiendo con la mirada a su nueva guardaespaldas, pero fue sorprendida porque ella le quitó con bastante cuidado el casco en su cabeza.

Cuando así lo hizo, Camila, estaba con sus hermosos y brillantes ojos marrones a la vista, llevaba el resto del rostro cubierto con el Hiyab negro. Para Lauren, aquellos ojos ocultaban un misterio sorprendente.

Le tendió silenciosamente el diccionario por si quería decirle algo antes de ir de compras y la miro retirarse con cuidado el hiyab del rostro.

—Esperarme a mí —seguía pasando hojas para encontrar las palabras exactas, le ponía nerviosa no saber inglés—, 10 minutos afuera esperar...—la ojiverde sonrió abiertamente al ver que no era la unica que hablaba mal otro idioma, solo que aquella morena tenía una gran ventaja sobre ella para aprender otro idioma. Camila le regresó el diccionario con insolencia y agachó su cabeza para luego volver a mirarla—. Beslama (adiós) —se cubrió el rostro de nuevo y se retiró.