La noche había llegado, horario en el cual los pecados surgen escondidos de las leyes musulmanas.
Lauren había decidido colocarse una camisa azul oscura, le daba un aire siniestramente atractivo.
No aceptaron el auto con chofer que el señor Musalem les había facilitado porque el sector al que iban no era bien mirado por los islámicos.
—¿Iremos en mi moto? —preguntó Lauren.
—Así es, pero esta vez manejo yo. —le guiñó Nicholas.
Por su buen comportamiento le habían dado permiso, además de que no tenía que cuidar de la hija de Rashid por estas horas, ella se encontraba con un profundo dolor de estómago.
Merecía distraerse, necesitaba despejar la mente de las pesadillas y la rutina. Lo único bueno que consideraba de ser guardaespaldas era el poder salir a distintas partes, ver la cultura y a las personas. Aunque eso significara ver también situaciones tan cruentas como las que había observado. Cuanta angustia tenía desde ese día, cuantas ganas de abrazar a Christopher. Según sus calculos, la carta no tardaría mas de cuatro días en llegar.
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Luces de neón y olor a cigarro, caracterizaban el lugar, había mucha más gente de lo común. Nicholas le entregó algo a un hombre afroamericano mientras entraban al local. La pista de baile estaba totalmente vacía mientras una multitud enorme aguardaba cerca.
—Acerquémonos —Le indicó Hoult.
Lauren se sentía perdida, ceñuda con las caras de su alrededor. En este lugar había de todo lo que el Islam no permitía y tal vez era tiempo de que su personalidad "rebelde" apareciera un poco, merecía distraerse.
—Ya viene...ya viene...—murmuró.
La vibración en la ojiverde se hacía cada vez más fuerte hasta que de un segundo a otro, el británico la empujó a la pista de baile.
El juego de luces se hizo cada vez más fuerte mientras todos aplaudían. Algunas personas, tanto hombres como mujeres la miraban con hambre, mientras que ella se quedaba de pie sin saber que hacer. Alzó los hombros pidiéndole explicaciones a su amigo cuando él se le acercó y le dijo: solo disfruta y baila.
—Yo no bailo, joder Nick, ¡no bailo!
El chicó le hizo un gesto con las manos, flamenco.
Un par de chicas le tiraron besos, sonrojándola, todo el mundo le ponía atención. La nuca en su cabeza comenzaba a sudar y era por el simple hecho de que no sabía bailar. Trató de hacer memoria mientras las vibraciones en su cuerpo eran cada vez más fuertes, la música esperaba por ella.
Sí, si no mal recordaba logró ver un anuncio en la TV hace años donde bailaban, zapateos, rosas en la boca, brazos detrás de la espalda. Rió de la vergüenza y comenzó a zapatear contra el suelo cual bailarina de flamenco.
Nicholas sonreía porque no lo hacía mal, además, detrás de unas cortinas de monedillas apareció una figura femenina. Era ella, la exótica y deseada odalisca.
Lauren comenzó a aplaudir al son de las vibraciones que sentía, de lo pegajosa que era la canción.
Por su parte y con un hermoso traje, una belly dancer con el rostro cubierto se acercaba. Al parecer había alguien atreviéndose a desafiarla en su pista de baile. Los colores morado y plateado en su vestimenta le daban un aire deseable.
La belly dancer le cubrió los ojos por detrás a la chica para jugar un momento mientras a la vista del resto, meneaba serpenteadamente la cintura. Armándose de valor, decidió repasar su dedo por la línea que marcaba la espalda de esa mujer, atenta al estremecimiento que la dominaba.
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『 Harām 』─ {Camren}
FanfictionLauren Jauregui nunca tuvo elección: Hija de narcotraficantes encarcelados y criada en un internado desde los diez años, creció entre la rebeldía y la soledad, ganándose una reputación de alumna imposible de corregir. En un último intento por reform...
