<<Flashback>>
Miércoles 27 de octubre 2010,
—Espero que algo así no suceda nunca, pero escúchame bien pequeño, si un día desaparezco —sus ojos se humedecieron y botaron lágrimas—, y no puedo evitarlo, no olvides que tu hermana te ama, y aunque pasen días, siempre encontraré la manera de volver por ti.
—¿Lo prometes? —Christopher estaba recargado en el cuerpo de Lauren, mirándola mientras hablaba.
—Lo prometo —repasaba sus manos entre el cabello del niño mientras se quedaba dormido, convencido de que cuando despertara al día siguiente podría jugar con ella y pasear en la moto.
Ilusiones claramente deshechas cuando Christopher abrió de golpe los ojos al no sentir el cuerpo a su lado que lo abrazó toda la noche.
La cama aún olía al perfume de la ojiverde, el calor en las sábanas era tan grande que se paró de allí para ponerse sus humildes pantuflas de tigre y correr por la casa.
—¿Lolo? ¿Lauren? —caminó arrastrando sus pies con pena, la casa pequeña y humilde olía tan bien, como si hubiese algo rico para comer. Corrió hacia la cocina y vio en la mesa un vaso de leche con chocolate, pan caliente, mantequilla y un trozo de pastel. Se subió a la silla con una almohadilla y vió un papel, una pequeña carta.
La tomó y con trabajo la leyó. Las lágrimas inundaron sus ojitos y con rabia se metió el pan a la boca mientras lloraba. Su hermana se había ido, sus ganas por jugar y no estar solo no eran más que ilusiones rotas. Comenzó a llorar con aun más fuerza y se tomó la leche con tanta velocidad que casi se atragantó. Quería romper todo pero era consiente de que debía cuidar lo poco y nada de lo que poseían. Confiaba en su heroina, Lauren le prometió que volvería en aquel papel.
Lunes 8 de noviembre 2010.
Había pasado hambre algunas veces, pero no importaba, la señora Lutz siempre lo recompensaba con mucha comida y lo ayudaba a bañarse, lo llevaba al colegio, quería a esa anciana como una abuela verdadera. Esa mañana, había decidido vestirse por su cuenta y el orgullo propio era grande, la ropa estaba en correcto orden. Tomó un trocito de pastel y se lo llevó a la boca, posando su rostro en sus brazos encima de una mesa mientras unos golpes discretos provenían de la puerta. Recordando las advertencias, sigilosamente se acercó pero la ansiedad pudo más con él. Asomó su cabellera y vio a 3 hombres con una sonrisa extraña.
—Hola, ¿hay alguien mayor en casa?
—Ah..., no —temblaba dudoso sobre si responder era lo correcto.
—De acuerdo, debes ir con nosotros, vamos a un lugar mucho mejor que este —el tipo desprendía un aroma a alcohol pero aun así no estaba ebrio.
Christopher apretó sus labios con desesperación.
—¿Por qué?
—Tu hermana, Lauren nos ha mandado a buscar por ti, dijo que desea verte.
—¡¿Voy a ver a mi hermana?! —Sus ojos brillaron tanto que la alegría casi lo ahogaba. Lo sabía, su hermana cumpliría con su promesa.
—Así es, no lleves nada, ella tiene todo lo que necesitas.
Christopher comenzó a reir y saltar. Le tomó la mano a uno de los hombres mientras otro se quedaba atrás para convertir esa casa en cenizas.
Fue en ese momento que la señora Lutz corrió desesperada hacia ellos y el chiquilín le gritaba desde la ventana del auto:
—¡Voy a estar bien, abuela!
Aquel segundo en que el auto se iba en la lejanía, había sido la última imagen de Christopher Jauregui con vida en Villa alegre
<<Fin del Flashback>>
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『 Harām 』─ {Camren}
FanfictionLauren Jauregui nunca tuvo elección: Hija de narcotraficantes encarcelados y criada en un internado desde los diez años, creció entre la rebeldía y la soledad, ganándose una reputación de alumna imposible de corregir. En un último intento por reform...
