GiyuuSane Oneshot's

Primer amor.

Giyuu es el primer amor de Sanemi por lo que lo hace muy importante.

***
Giyuu se acuerda del día que cayó en cuenta de que estaba enamorado de su "enemigo" que en realidad no lo era sólo discutían mucho, Sanemi era el tipo de persona con el cual jamás se imaginaba juntos largos años, por lo que pensó que no duraría.

Pero se extendió, y se extendió, hasta que cayó en cuenta de que enserio le gustaba, pero no solo le gustaba su apariencia, le gustaba como iba a buscarlo luego de cada entrenamiento y lo invitaba a comer dulces en un puesto, o cuando lo abrazaba por la cintura y se quedaba ahí con la excusa de que tenía frío; cuando lo ayudaba con los trabajos y se dejaba robar besos rápidos sin rechistar.

Le encantaba todo de el, sus cicatrices que tanto le avergonzaban, sus ojos color púrpura, sus pestañas casi blancas, al igual que sus cejas y su cabello, sus músculos fornidos que a pesar que no le gustaba mucho los deportes, siempre entrenaban juntos, su voz varonil, su aroma a canela y manzanas; todo le encantaba de el, sobretodo que siempre lo protegía.

—Estoy acabado— murmuro Giyuu observando a su hermana mayor la cual soltó una risa mientras que le acariciaba la mejilla con delicadeza— no le gustó se que no le gustó.

Todos los días se repetía aquella una y otra vez, pero las cosas no eran como el las pensaba; Sanemi estaba más que enamorado de Giyuu, siempre que el azabache lo dejaba en su casa sus manos temblaban de la emoción, sus mejillas se teñían de un color tenue rosado, y una sonrisa se plasmaba en su rostro, vaya que ambos adolescentes se gustaban mucho.

—¡Tienes que decirle! A Giyuu también le gustas te puedo asegurar que si, Sanemi— La chica de broche de mariposa observo al albino, el cual bajaba su mirada avergonzada y jugaba con el lápiz entre sus dedos— Vengaaa, mañana van a estudiar juntos ¿no? deberías de decirle ahí, veras como te corresponde.

—¿Tú crees? Digo, a Tomioka le debe de gustar alguien como Sabito, o como Kyojuro— el albino hablo desalentado, siendo apoyado por su mejor amiga, la cual lo animo cada vez más a hacerlo.

(...)

El día llego, Sanemi organizaba su cuarto cuidando que todo estuviera en su lugar, los lápices estaban en la mesita, y absolutamente toda la habitación estaba reluciente, la cama estaba organizada, los libros en su lugar, y muchas de las fotos que tenia con sus amigos en las repisas junto a los peluches que le había regalado unas cuantas veces kanae (puesto a que le gustaban mucho); el timbre sonó a los pocos segundos después, la madre de Sanemi abrió la puerta encontrando a el azabache con una sonrisa, dejándolo entrar para indicarle que su hijo se encontraba arriba.

—Con permiso Sanemi— el azabache entró sonriendo mientras que cerraba la puerta tras de el, el albino se levantó a recibirlo cuando sintió como el azabache lo rodeaba con sus brazos— veo que organizaste tu cuarto.

—Siempre está organizado...

Ambos tomaron "asiento" en unos cojines que Sanemi había puesto en el piso para estar más cómodos, mientras que repasaban matemáticas y física. Tomioka siempre podía observar algo en el, cuando explicaba algún tema lo hacía con una voz tranquila, siempre se detenía cuando alguien le decía que no entendía, era paciente y tranquilo, su mirada se relajaba y era puntual.

—Aquí remplazas...no no así no, mira así— el albino le agarro el lápiz para demostrarle como se hacía, sintiendo la mirada del azabache encima suyo—Tomio...

—Cállate...— el albino alzó la mirada para luego sentir como el azabache lo besaba casi que dejando caer el lápiz por la sorpresa, correspondiendo el beso casi que al instante, no fue corto pero no fue más que un pequeño movimiento entre ambos—Me gustas, me gustas mucho Sanemi.