El músico de la muerte© [Gay]

Primer Arco | Capítulo 1: Un fantasma complicado

Debussy - Clair de Lune

El olor a húmedo flotaba, disperso en el aire, la luz era suave y una sensación tenebrosa y lúgubre penetraba hasta los huesos.

La mansión abandonada estaba en ruinas, olvidada en medio de la nada, rodeada de un inmenso y desolado bosque. Tierra y plantas ensuciaban el piso, puertas y ventanas destrozadas, y las paredes y techos se desprendían de manera que, las telarañas y pintura, colgaban por todos lados.

Los pasos lentos de Henrik hacían que la vieja madera crujiera, respiró el aire añejo y un escalofrío le recorrió la piel.

Esa era su parte favorita.

Porque eso indicaba que alguien había muerto en esa casa. Y su alma todavía rondaba en el lugar.

—¿Dónde estás mi querido fantasma?...

Buscó en cada rincón hasta que llegó a un gran salón, con inmensos ventanales, cubiertos por enredaderas que obscurecían todo. Pero aun así pudo ver claramente un hermoso piano que yacía en medio.

Sucio, lleno de polvo y tierra, sobre un piso de madera que parecía que en algún momento colapsaría.

Y en el piano, una figura, traslúcida y casi estática, con la forma de un hombre de unos veinticuatro años, vestido con elegancia y de porte culto.

Esa sería una magnífica escena de no ser por la expresión del hombre.

Henrik jamás, en todos sus años viendo fantasmas, había visto un rostro tan devastado, inundado por la tristeza y la desolación. Lleno de sufrimiento y pesar.

"Interesante, nuestro querido difunto también es músico."

Exclamó al verlo en el piano.

—Por favor...tocaré para ti...una vez más...

Un ligero susurro salió de los labios del fantasma, como un ruego sollozante.

Henrik sintió tanta lástima por él, que no pudo evitar sentir un nudo en su pecho.

Era extraño, ya que ver a un alma en pena era normal para él, pero este le parecía poco común, como si de alguna manera pudiera sentir su tristeza más profundamente, como si también fuera la suya.

—No te preocupes, pronto voy a salvarte.

Dijo consolándolo, aunque sabía que el fantasma no podía oírlo ni verlo.

Puso su estuche en el suelo, lo abrió, y con gran cuidado sacó su hermoso violín negro, brillante, de cuerdas platinadas. Tomó el arco y corrigió su postura.

—La música, que sea tu guía, te indique el camino hacia la paz y desprenda tu atadura del mundo terrenal, déjame tocar para tu alma suplicante...

Un músico de la muerte.

Eso es lo que era Henrik, quién ayuda a liberar aquellas almas que han quedado atrapadas en este mundo.

Mayormente estaban atadas por una razón sentimental, algo que habían dejado inconcluso, amor, odio o venganza, pero sin importar qué, el deber de un músico era ayudarlas, hacerles saber que sus vidas han acabado y que ya no había remedio, más que la aceptación.

Los músicos de la muerte son escasos en el mundo, ya que casi nadie nace con el don, o no saben que lo tienen, ya sea porque nunca se han encontrado con un fantasma, o nunca han tocado un instrumento.

Henrik, por casualidades de la vida, hace mucho tiempo, se perdió en una estación de tren cuando era niño, su cabello rubio cenizo estaba despeinado y sus mejillas estaban empapadas de lágrimas. Se sentía afligido y abandonado.