El músico de la muerte© [Gay]

Capítulo 18: Piano carmesí

Derek fue hacia el lugar que Dorian le indicó, un balcón bastante amplio con vista a un jardín de gardenias blancas. Ahí estaba Jonathan, de espaldas a él, mirando el paisaje.

—Hola, buenas noches—y sonrió como timidez.

—Buenas noches joven Roid, ¿a qué debo el honor de su llamada?

—B-Bueno, no es nada importante—dijo, bajando la mirada.

Derek se acercó y se paró a su lado.

—Puede decirme lo que sea, lo escucharé.

—Sólo quería decirle que... Usted y Alphonse son muy buenos, los admiro mucho. Y yo quisiera saber, ¿Cómo logras sincronizarte a ese nivel? Se ven como uno solo cuando tocan.

—Es un poco complicado, supongo que lo principal es que somos buenos amigos...

Hablaron un rato, hasta que Jonathan dijo por fin lo que quería decir en verdad:

—U-Ustedes tocaron muy bien, estoy casi seguro de que ganarán. Eso no me molesta, de hecho, me alegro. No creí llegar tan lejos... Y yo...bueno, sin importar quién gane me gustaría que fuéramos más cercanos. Me gustaría estar con los tres y hablar de música. Ser amigos...

Derek sintió que este chico era demasiado puro para estar en el mundo de la nobleza. Aun así, le gustaba su sinceridad. Lástima que sus deseos no podrían hacerse realidad, ya que escaparía con Alphonse muy lejos. Ninguno volvería a ver a sus conocidos jamás.

"No importa, después de todo esta es mi segunda vida. No me siento apegado a nada especial. Tal vez...extrañe a mi madre."

—Me parece una buena idea—dijo Derek con una sonrisa—Me gustaría ser amigos más cercanos.

—Genial—contestó, tímido pero feliz.

Ya habían pasado quince minutos desde que comenzaron a hablar, por lo que Jonathan dijo:

—Por cierto, Dorian me dijo que tenían algo de que hablar. Que después de que habláramos fueras a buscarlo.

Dorian le dijo a Jonathan que ambos querían hablar desde hace mucho, y que luego de su charla Derek debía ir a buscarlo. Pero tenía que hablar por al menos quince minutos, ya que Dorian también tenía que hablar con Alphonse, pero sin la compañía de Derek.

—Oh, entiendo. Gracias.

Estaba un poco confundido, pero de alguna manera también quería hablar con él. Debía dejarle en claro que no era un rival, ya que presentía que Dorian lo miraba como uno. Pronto ser irían, no habría ningún obstáculo para él.

—¿Está bien que te deje solo?

—Claro, usualmente me gusta estar solo. No te preocupes. Después de todo las fiestas no son lo mío.

—Bien, entonces me despido.

—Nos vemos.

Derek fue a buscar a Alphonse; se paseó por los oscuros pasillos, buscando el balcón donde estaban Dorian y Al. Lo llamó un par de veces, pero Al no respondió.

A lo lejos, con la tenue luz de la luna bañando el piso, logró ver algo tirado en el suelo. Tuvo un mal presentimiento, junto con una sensación fría bajando por todo su cuerpo. Apenas dio cinco pasos cuando se percató de lo que era. Sus sospechas fueron cumplidas.

—¿Alphonse? —llamó incrédulo mientras se acercaba a paso rápido, pero Al no se movió.

Corrió lo más que pudo y llegó ante él, apreciando la escena más terrorífica que jamás había visto.