Capítulo 9: La cabaña del lago

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Adagio For Strings And Organ In G Minor


Pasaron los meses, Derek y Alphonse cumplieron diecinueve y veinte años respectivamente, luego llegó la primavera. Practicaban con insistencia, tocaban duetos, uno tras otro, buscando siempre la perfección.

Derek tomaba el té con los Tzara de vez en cuando, conversaba con los padres de Al y pasaban tardes agradables. También fue invitado a algunas fiestas, y con el apoyo de Alphonse, Derek se animó a tocar frente al público en una de ellas. Eligiendo una de los tantos duetos que habían ensayado.

"Sólo piensa que lo haces para mí. Yo también tocaré para ti..."

Le dijo Al, con una voz suave y agradable.

Con los dedos temblorosos tocó las teclas. Levantó la mirada y vio a Al, quien le sonreía con gran alegría y cariño, con el violín al hombro. Esa expresión lo hizo llenarse de confianza de inmediato. Respiró profundo, y comenzó a tocar.

Ignoró todo lo demás, y se dijo una y otra vez que estaba tocando por Alphonse.

Su miedo desapareció gradualmente, y disfrutó de ello. Cuando terminó todos en la fiesta aplaudieron, encantados con la interpretación. Alphonse le sonrió, orgulloso de él.

Si estaba a su lado, no había nada que temer. No estaba solo. Tenía un excelente violinista que lo acompañaba fielmente.

El bosque era frío y oscuro, una silenciosa noche sin luna

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El bosque era frío y oscuro, una silenciosa noche sin luna. Las estrellas apenas brillaban entre las nubes, que se desvanecían con lentitud en el débil viento, sacudiendo las hojas de los árboles. Dentro de la cabaña sólo podía oírse el crujir de la leña, quemándose en la rústica, pero elegante chimenea, inundando el lugar con su calor.

Las tazas humeantes de té, acompañadas de sábanas, almohadas y edredones, frente al fuego.
Las dos personas estaban muy juntas, acurrucadas sobre todo eso. Hablando de cosas sin mucha importancia, mientras sentían el líquido caliente pasar por sus gargantas, aliviando el frío en sus cuerpos.

—¿Quieres más té? —preguntó Derek, dejando la taza a un lado.

—No, con una taza está bien—Alphonse también dejó su taza a un lado y lo miró con ojos perezosos y sonrientes—Gracias por preguntar. Siempre tan atento.

El fuego iluminaba la mitad de sus rostros, con las llamas retorciéndose en la piel, cautivando el corazón y nublando la mente. Derek entrecerró los ojos al sonreír, y habló con un tono lánguido y hechizante.

—Entonces, ¿te gusta un hombre educado y atento?

—Si...—levantó la mano y tomó un mechón de su cabello—Pero también me gusta que sean atrevidos y apasionados...en lo que hacen.

—Es una lástima, al parecer no encajo con eso último—dijo Derek, con una sonrisa coqueta.

—¿Estás seguro?—Al deslizó la mano por su mejilla, hasta bajar a su cuello.
Estiró su camisa y rebeló la pálido piel de su pecho.

El músico de la muerte© [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora