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Muerdo mi lápiz y no, no es por hambre.
La razón ese llama Ohm. Ohm Thitiwat.
Soy el tipo de chico al que le gusta dibujar corazones en la parte trasera del cuaderno, el que luego hace monitos de palitos y bolitas tomados de la mano, adoro fingir que somos nosotros.
Ya te estarás imaginando que soy un demente al que le gusta espiarlo.
Adivina... ¡Acertaste!
Me gustan sus ojos cafés, ni hablar de sus labios y de su cabello negro revuelto. Creo que sus gestos son adorables y su forma de caminar muy comestible. Si, es un ser musculoso y atractivo, tiene su propio encanto.
Ohm camina hacia el escritorio del profesor Golden y entrega su examen, seguro va a sacar otra de sus increíbles notas. ¡Maldito caliente sabelotodo!
Sale del salón sin mirar atrás. Muy en el fondo doy las gracias al Señor crucificado de las alturas pues sería muy incómodo que me viera babeando por él.
¡Genial! Ahora tendré que responder la maldita cosa llena de operaciones matemáticas que más bien parecen jeroglíficos egipcios.
Hasta creo que vi una casita, ¿o era una división? Da igual.
El timbre suena, yo dejo que mi cabeza se estampe en mi banco sin importarme si me hago un chichón. Voy a reprobar otra vez, solamente contesté una pregunta: mi nombre.
Así de patético soy.
-Rápido, el que no me entregue su examen ahora, tendrá un lindo cero rojo de calificación. -Al menos son lindos porque de esos tengo muchos.
Mis compañeros se levantan para entregar la prueba, sin más remedio, hago lo mismo. Voy y pongo la hoja en el montón de papeles e intento pasar desapercibido, pero hoy mi suerte decidió quedarse acostadota en mi cama.
-Espero que haya estudiado, joven Natouch. -La voz del maestro me detiene en seco. Me giro sobre mis talones y le doy una sonrisita.
-Lo voy a sorprender.
Claro que lo hará, le dará un infarto al ver mi examen. El profesor Golden está más calvo que un hisopo, su bigote está lleno de canas, es largo y delgado como una pluma. No es una mala persona, me caería bastante bien si no fuera un grano en el culo que sabe sumar.
Me mira con escepticismo, salgo del aula antes de que pueda decir algo; no estoy escapando, se le llama supervivencia.
El pasillo está lleno de alumnos, quienes se dirigen hacia la cafetería. Mi estómago ruge, estoy hambriento. Sigo la corriente pues no quiero ser aplastado por la estampida de estudiantes con apetitos alocados.
Busco a Jasmine, la encuentro a unos pasos, está apoyada contra un casillero con Greg comiéndole la boca. Giro los ojos, exasperado.
-¿Es que no pueden estar separados por un minuto? -pregunto cuando me acerco.
Ellos se despegan y me miran divertidos. No me molesta que estén juntos, hasta creo que son la pareja perfecta... algo así. Jas es una morena llena de curvas y mucho cerebro, sarcástica hasta los huesos; y Greg la adora. Él es miembro del equipo de fútbol, un día estaba practicando y pateó muy fuerte el balón, el cual decidió que estamparse en mi cara era algo agradable.
Mi nariz comenzó a sangrar, Jasmine le arrojó la pelota junto con una serie de groserías. Los dos me llevaron a la enfermería y no pudieron separarse más. Tuvieron una cita, a los dos meses lo hicieron oficial.
Al menos mi nariz sirvió para algo, podría quitarle el trono a Cupido.
De todas formas, me las cobré muy caro, gracias a él puedo ir a las mejores fiestas ya que es invitado, así que si voy detrás suyo me dan la entrada. Beneficios de que el novio de tu mejor amiga sea una estrella popular, ya saben.
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Miradas Azucaradas - OhmFluke
FanfictionA lo largo del día pasan muchas cosas en la vida de Fluke: pelea con esos odiosos trolls a los que llama hermanos pues lo molestan porque le gustan los unicornios, se quiebra la cabeza en la clase de matemáticas, hace como si no le importara el divo...