Capítulo 18

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Me escurro en mi asiento lanzando un suspiro, acomodo mi bandeja llena de comida frente a mí y recorro la cafetería con la mirada, buscando al chico que me ha estado evitando. ¿Evitando? No, él prácticamente me voltea la cara, es más como ignorar; y no me agrada que Fluke me ignore.

—Explícame qué demonios te pasa, desde ayer actúas de modo extraño, ¿es por Hannah?

—No —digo, revuelvo la pasta con el tenedor—. Es por Fluke, no me habla.

—¡Uh! ¿Qué hiciste, amigo? Debió ser algo malo como para que no te hable, él es como muy chispeante, nunca lo he visto enojado.

—Es porque mentí el día que fue a casa, mi madre empezó a preguntarle sobre sus notas, sé lo grosera que puede ser mamá, contigo lo fue, ¿recuerdas? Ni siquiera se detiene a pensar si sus palabras causan algo en la otra persona, ella solo abre la boca y lanza mierda. Entonces entré en pánico, temí que le dijera más basura de la que ya había dicho, así que dije que tenía buenas notas en las materias donde más mal le va. —Respiro profundo, lanzo los cubiertos al plato porque se me ha ido el apetito—. Entonces ella se levantó y prácticamente le dijo a mi madre que no tenía valores, se fue, discutimos en la parada de autobuses porque cree que quiero una copia de Hannah.

—Comprendo lo de tu madre, discúlpame, es bastante pesada, amigo. —Recuerdo el día que mamá conoció a Harold, el listado de preguntas que le hizo para comprobar que no fuera una mala influencia—. ¿Y no es verdad? Lo de Hannah.

—No —digo con la frente arrugada—. Por eso me gusta Fluke, porque es distinto, puedo ir a los restaurantes con él sin escuchar cuántas calorías puede comer, se sube a mi motocicleta y no le importa si se despeina en el camino, es divertido pasar el tiempo a su lado, es espontáneo, gracioso, maduro e inteligente aunque no lo crea.

—¿Ya le dijiste eso que has dicho? —pregunta.

—No, me pongo nervioso. —Harold me indica con una seña que me acerque como si fuera a decirme un secreto, me inclino, pero él dice que me acerque más, por lo que me arrastro en mi asiento hasta que la mesa se clava en mi torso. Una dura palmada cae en mi mejilla, me echo hacia atrás con asombro.

—¿Qué mierda te pasa? —pregunto, anonadado.

—Díselo, maldita sea, busca a Fluke ahora y dile lo que acabas de decirme.

Asiento, me pongo de pie y le sonrío a mi mejor amigo porque siempre sabe decir las palabras adecuadas. Doy una vuelta en la cafetería, salgo de ahí cuando no lo encuentro. Voy al salón de artes, pero no está ahí, así que me detengo en la mitad del pasillo, preguntándome si debería ir a la biblioteca.

Algo llama mi atención, un par de porristas carcajeándose en la entrada del gimnasio. A pesar de que creo que es ilógico que Fluke esté ahí, igualmente me aproximo al lugar y traspaso el umbral. Hay un montón de chicas y chicos con ropa deportiva, está el equipo de fútbol, el de porristas y alumnos mirando el espectáculo en las gradas. No sabía que las pruebas eran hoy.

Recorro la fila y sonrió al encontrarlo con los brazos cruzados frente a su pecho, está haciendo una mueca de desagrado y mirando a Jasmine como si quisiera enterrarle cuchillos en la cabeza. La verdad no puedo creer que esté aquí, no estoy seguro de que le agrade la animación con pompones.

Me siento en la primera fila de las gradas y lo observo, van pasando de cinco en cinco, sin embargo, estoy demasiado entretenido estudiando el atuendo de Fluke: shorts cortos. Me muerdo el interior de mi mejilla y aprieto mis manos en mis muslos porque me dan ganas de pararme y arrastrarlo a los baños para besarlo y acariciar sus piernas pálidas. Lo extraño mucho.

Miradas Azucaradas - OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora