Capítulo 17

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Silencio es lo que prevalece después de que se aleja, salgo de mi aturdimiento apenas escucho el portazo retumbando en las paredes, me pongo de pie con rapidez; sin comprobar a nadie, ya tendré tiempo para mandarlos a todos al carajo. Me apresuro, sé que debe estar cerca porque la traje yo. Veo su melena castaña, no dudo en seguirlo, está caminando muy rápido hacia la avenida principal.

—¡Fluke! —grito a todo volumen, sé que me escuchó pues, en vez de detenerse, aumenta el ritmo de sus pasos. Suelto una maldición ya que la he cagado. Sigo sus pasos acelerando el ritmo—. ¡Fluke, espera! ¡Por favor!

Él da la vuelta en una esquina, corro lo más rápido que puedo pues sé que de ese lado está la parada de autobuses. Llego en segundos, lo encuentro mirando hacia todas partes, se tensa pues mi respiración pesada me delata, me mira por encima de su hombro y salta, otra vez se gira para alejarse. No obstante, corro lo que me falta antes de que pueda hacerlo, me aproximo y agarro su codo.

No tiene más remedio que detenerse. Me enfrenta con lentitud, pero no me mira, él simplemente no lo hace, está enfocado en un punto de la acera. Respiro profundo cuando me doy cuenta de que sus mejillas están empapadas, lágrimas salen y yo no sé qué hacer para detenerlas. Algo dentro de mí se estruja, es mi culpa que esté así, no quise lastimarlo, de verdad no quería.

Estaba tan furioso por el comportamiento de mis padres, de los padres de Hannah; quería gritarle a mamá que se callara, que dejara de ser tan hiriente y cruel, ni siquiera sé por qué estaba actuando de esa forma con mi cita en la mesa. Estoy tan decepcionado porque hicieron todo para hacerlo sentir mal sin razón alguna. Quería que pasáramos un rato divertido, había pensado en enseñarle mi cuarto, mis trofeos. Solo quería presentárselo a mis padres porque tenía la esperanza de que se alegrarían porque por primera vez estoy haciendo las cosas que quiero. Solo quería que dejaran de joderlo, debí gritar, el regaño de papá habría sido mejor que ver las lágrimas de Fluke.

Siento el impulso de abrazarlo, de apretujarlo contra mi cuerpo para que refugie su pequeña nariz en mi cuello. Le doy un jalón que lo sorprende, suelta un jadeo de asombro que detiene el flujo de tristeza que sale de sus ojos. Lo envuelvo con mis brazos, pero Fluke no hunde su nariz en mi cuello como otras veces ni rodea mi cintura ni sonríe en mi pecho; en cambio, pone sus brazos en mis clavículas y me empuja para separarnos.

La dureza de sus gestos resquebraja mi corazón.

—No me abraces. —Trago saliva pues mi boca comienza a secarse, nunca he visto a Fluke de este modo, no lo conozco enojado y no tengo la menor idea de qué decir a pesar de que tengo una explicación. Doy un paso, pues en verdad quiero abrazarlo y pedirle que me escuche, sin embargo, se echa hacia atrás—. Te dije que no, Ohm, es obvio que estás avergonzado por estar conmigo, no voy a fingir delante de tus padres.

Tomo aire porque ha hecho un gran revoltijo en su cabeza. No, no me avergüenza estar con Fluke, no me arrepiento ni un solo segundo de los que hemos pasado juntos. Pero no sé cómo decírselo, no tengo idea de cuáles son las palabras adecuadas para que su mirada dolida se vaya.

—Fluke, no es lo que crees, estás malinterpretando las cosas. —Intento acercarme a él, sin embargo, levanta sus palmas para detenerme—. Por favor, Fluke.

—Yo no soy tu perfecta Hannah, Ohm.

—No es mi Hannah, Fluke. —Suelta un pequeño resoplido junto con una risa sarcástica, una lágrima se desliza por su pómulo.

—¿Sabes qué, Ohm? Regresa a tu casa y habla con Hannah, dile que te cuente qué es eso que me dijo el otro día afuera de la escuela, dile que te explique. No quiero hablar contigo ahora porque estoy enojado y triste; quiero estar solo, y quiero que ella te lo diga porque no pienso decirlo yo. Si después de todo tú te das cuenta de que quieres estar conmigo, entonces ya veremos.

Miradas Azucaradas - OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora