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Camino por el pasillo de la escuela antes de ir a buscar mi almuerzo a la cafetería, guardo mis libros. De pronto, siento cómo ruge mi estómago, parece que hay una bestia ahí dentro.
Cierro la puerta metálica y empiezo a caminar, decidido a alimentar a mi pequeña bestia hambrienta. Ayer no salí de mi habitación, me fui de casa sin musitar palabra esta mañana, y ahora me muero de hambre.
Me detengo en seco cuando escucho una risa, en algún lado la he escuchado, me quedo quieto hasta que vuelvo a escucharla. Busco de dónde proviene, camino deteniéndome en las puertas de los salones para comprobarlo.
Me detengo cuando escucho una voz que logro identificar, mi pulso se acelera, percibo ese cosquilleo en la punta de mi nariz cuando presiento que algo malo va a pasar. Al parecer las personas están en el salón de música, me detengo en el umbral, escondido detrás de la pared, y agudizo el oído.
—Sí, eres muy linda —dice el chico y yo quiero romperle los dientes, sacarle la lengua y raparle la cabeza. Decenas de pensamientos psicópatas ruedan por mi mente en menos de un segundo.
La chica habla y también logro identificarla, aprieto los puños, segundos después me atrevo a asomarme porque necesito verlo para creerlo.
No puedo aceptar lo que veo, ahí está él, abrazando a esa tipa a la que ahora le diré mantequilla. La señorita mantequilla le rodea el cuello y lo besa, ¡oh, cuidado, no vayas a resbalarte, pequeña lagarta!
Lo peor de todo es que él le regresa el beso, después la aleja con una sonrisa que se borra en cuanto alza la vista y me ve de pie en el umbral, tamborileando mi pie; se pone pálido.
Mientras Jasmine está sola en un hospital haciéndose una prueba de embarazo después de ser dejada por la persona que amaba, Greg está aquí besando a otra.
La chica intenta colgársele de nuevo, pero él le da un empujón y le da una mirada furibunda.
—Vete —murmura entre dientes a la chica que se ve como si estuviera perdida.
—Pero, Greggy, no hemos terminado de hablar.
—Ya te dije todo lo que tenía que decirte, por favor vete. —Luce exasperado, como si quisiera esconderse en un lugar muy lejano.
La chica da un pisotón que me parece gracioso y se da la vuelta, indignada.
Giro los ojos antes de darme la vuelta, espero que se mantenga fuera de mi espacio personal, pero hace todo lo contrario. Greg me sigue y agarra mi codo, lo sacudo para que me suelte.
—Fluke, eso que viste no es lo que estás pensando que es, te lo juro.
Ajá, y yo tengo una piscina llena de queso.
—Esa es la típica frase que dicen los sujetos infieles como tú. —Aplana los labios convirtiéndolos en una línea tensa. Nos quedamos en silencio por lo que creo es una eternidad.
—¿Cómo está? —No, no está preguntando eso, me lo estoy imaginando.
—¿Quién? —pregunto, haciendo como que no sé que habla de Jasmine, creo que es mejor para todos que Greg desaparezca de su vida justo como ella planea, la voy a apoyar, no voy a dejar que este poste se le acerque y la haga llorar de nuevo.
—Fluke... —dice con su tono de advertencia, pero me importa un carajo.
Voy a decirle que se busque un color, se dibuje un bosque para que se pierda en él, asegurándose de que también haya un oso furioso, así no regresa nunca; pero Jasmine aparece en el pasillo, creí que no vendría nunca más a la escuela.
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Miradas Azucaradas - OhmFluke
FanfictionA lo largo del día pasan muchas cosas en la vida de Fluke: pelea con esos odiosos trolls a los que llama hermanos pues lo molestan porque le gustan los unicornios, se quiebra la cabeza en la clase de matemáticas, hace como si no le importara el divo...