Capítulo 09

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Estoy en el vestidor con Ohm Thitiwat, mi crush, desnudo a unos cuantos pasos. Desnudo, sin ropa. ¡Por todos los cielos! Solo tengo que dar unos pasos para mirarlo como Dios lo trajo al mundo.

Debería atarme a la banca, no es bueno espiar a la gente. Me lo repito para no ir corriendo a observar cómo el agua limpia su cuerpo. Mierda, imaginar su pecho mojado no ayuda en absoluto.

Joder, joder, joder. Me pongo de pie, ansioso y comienzo a dar vueltas como un león enjaulado, no, como veinte leones enjaulados estresados porque quieren comer; la única diferencia es que yo quiero mirar. Este chico me estará trastornando.

—Dios, Fluke, estás loco —susurro para mí mismo sin detener mi recorrido. Al menos, si me pongo a contar los pisos del suelo, no pensaré en lo que tengo cerca—. Piensa en las espinillas de Frank, piensa en eso.

—¿Quién es Frank? —Su voz me hace buscarlo, casi me arrepiento de haberlo hecho... Casi.

Ahí está él, con su jodido torso desnudo, su jodida toalla envuelta en su cadera, su jodido cabello mojado y despeinado, su jodida sonrisa traviesa y las jodidas gotas de agua cayendo desde sus hombros. Todo es muy jodido.

Es delgado, pero tiene cosas marcadas que no debería haber visto pues ahora no podré dejar de pensar en eso. Jesús, prometo que iré a la iglesia y te daré gracias por crear a ese sujeto tan perfecto.

Mi mandíbula está a punto de tocar el piso pues no puedo cerrar la boca por más que me esfuerzo, en cualquier momento me saldrá baba. Mis neuronas andan bailando.

—Frank es mi hermano. —Es lo único que puedo decir.

Los ojos se me salen de las órbitas al verlo caminando hacia mí, lanza una carcajada cuando camino hacia atrás como si fuera un cazador y tuviera que huir de sus garras. Cada vez lo veo más cerca, esta vez no hay nada a mis espaldas que me haga sentir seguro, pero él me aprisiona en un abrazo fuerte. No levanto la vista, veo fijamente sus clavículas y coloco mis manos en sus antebrazos.

¿Es mi imaginación o está haciendo calor?

—No lo sé, también tengo calor —dice divertido y yo quiero abofetearme la cara. Estúpido, ¿por qué justo tenías que decir algo tan vergonzoso en voz alta?—. ¿Te digo algo?

—Sí —susurro.

—Estuve pensando toda la semana en ti. —Elevo la mirada hasta la suya y me quedo perdido en sus ojos—. ¿Por qué no te vi antes?

No quiero decirle que fue por Hannah porque rompería el momento. Siento que estamos en una burbuja, todo sería genial si tuviera más ropa y mis dedos no estuvieran tocando su piel caliente.

—¿Por qué no te conocía? —pregunta—. ¿Por qué si eres tan lindo? ¿Por qué, Fluke?

—Porque no había un caldo inteligente que nos encontrara. —Dibuja una sonrisa en su cara, antes de ponerse serio y observar mi boca—. Si alguien entra y nos ve así, podría malentender la situación.

Relamo mis labios inconscientemente, estamos demasiado cerca, todo se siente demasiado íntimo. Quizá es porque está desnudo.

—¿Qué crees que pensará? —pregunta, uniendo nuestras narices y dejándome medio atolondrado.

—Eh... que estamos haciendo cosas malas —digo en voz baja.

—Tienes razón, eso no estaría bien porque las cosas que vamos a hacer son muy buenas. —Mis orejas se ponen calientes, voy a hablar, pero sus labios encuentran los míos.

Miradas Azucaradas - OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora