Capítulo 28 (FINAL)

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A pesar de que quiero ser positivo, me costó trabajo aparentar que no me afectó la noticia que Fluke me dio. No podía decir que me duele porque es una gran oportunidad para él, sería egoísta de mi parte si le pido que se quede a mi lado.

Llego a casa, me detengo en el umbral del comedor y contemplo a mis padres en la mesa, se ven felices, creo saber la razón a pesar de que no han pronunciado palabra alguna.

Mi madre se levanta y abre los brazos, me quedo quieto, no muevo ni un solo músculo.

—¡Felicidades! —exclama—. Anda, no seas tímido. Cuando envié los papeles sabía que lo conseguirías.

Mis ojos van de mamá a papá, los amo y estoy muy agradecido por lo que han hecho por mí, sé que me aman y que se preocupan por mi bienestar; pero no creo que tengan idea de lo que quiero en verdad, no se detienen a charlar para preguntarme qué es lo que quiero, prefieren la idea de que tienen al hijo perfecto que seguirá siempre sus órdenes.

—Me alegra que lo supieras, pero me decepciona que no supieras que jamás quise eso para mí, mamá —digo con brusquedad, todo se me ha juntado de pronto, estoy abrumado—. No puedo creer que te hayas atrevido a enviar algo tan importante sin mi consentimiento. ¿Tienes idea de quién soy? ¿Alguna vez te has detenido a pensar en lo que quiero? No, es más fácil ignorar eso y seguir el plan que has forjado para mí sin tener en cuenta mi opinión. No quiero estudiar medicina en Stanford ni en ninguna escuela porque no quiero ser médico, espero que lo entiendas y a partir de ahora me dejes tomar mis propias decisiones.

No espero una respuesta, me doy la vuelta y me dirijo a la planta alta. Mi corazón late de prisa, me falta el aire y no sé si es porque es la primera vez que enfrento así a mis padres o porque me duele muchísimo que Fluke se irá lejos. Me encierro en mi habitación y me dejo caer en la cama. Al fin estoy solo, pero no me siento mejor, al contrario, siento que la oscuridad se cierra a mi alrededor.

Me quedo impávido mirando el techo, el rostro de Fluke aparece frente a mí como si en verdad la tuviera cerca.

Su cabello despeinado, sus labios rosas, sus ojos dulces, la nariz puntiaguda, sus pestañas largas, el sonrojo que aparece en sus mejillas cuando hablo en su oído. Una sonrisa se dibuja en mi cara al recordar la primera vez que me fijé en él, el día que arrojó un caldo a mi camisa, nunca me imaginé que se convertiría en lo que es hoy. 

¿Cómo podría vivir sabiendo que está a cientos de kilómetros? ¿Cómo podría encadenarlo a permanecer conmigo cuando sus horizontes ya no serán los mismos que los míos?

¿Y si nunca regresa? ¿Y si nunca vuelvo a verlo? ¿Y si encuentra a otra persona y me olvida? ¿Y si perdemos lo que tenemos?

Nunca había sentido esto, esta clase de desesperación.

Me asusta amarlo tanto.

Me aterra que ya lo estoy extrañando.

Me tallo el rostro con las palmas y trago saliva, pero el nudo en mi garganta no se afloja.

Escucho pasos en el exterior, la puerta de mi alcoba rechina, pronto alguien se sienta a mi costado. Mi padre suelta una exhalación, quizá está molesto, me asombra que no me interese, esta vez no dejaré que decidan por mí.

Se aclara la garganta.

—¿Qué es lo que quieres hacer? —cuestiona.

Esa es una gran pregunta, durante mucho tiempo he tenido clara la respuesta pero ahora no estoy tan seguro. ¿Qué quiero hacer? Solo tengo dieciocho, ¿cómo alguien que no ha vivido lo suficiente podría saber con exactitud lo que quiere ser por el resto de su vida? Elegir una profesión, una universidad, volar lejos de casa, dejar algunos sueños para lograr estabilidad y tener que dejar a la persona que me hace feliz porque es parte de la vida, eso es madurar... ¿De verdad lo es? ¿Eso es crecer? ¿Cómo voy a decidir si no me siento capaz de lanzarme a lo desconocido todavía? No quiero mirar hacia atrás dentro de un par de años y darme cuenta de que lo hice todo mal, de que mis decisiones fueron una mierda, que la estabilidad se encuentra en la felicidad y que dejé la oportunidad de ser feliz.

Miradas Azucaradas - OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora