Capítulo 08

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Me dejo caer en la banca lanzando un suspiro, mi mochila queda en alguna parte del suelo, se notan mis ganas de querer progresar y ser alguien en la vida. Un tipo se sienta a mi lado y se pone a dibujar cosas raras en su cuaderno.

Ohm entra junto con Harold cinco minutos antes de que inicie la clase, hace una mueca de disgusto cuando ve que no estoy solo, eso hace que un montón de orangutanes se columpien en mi estómago. No obstante, se dirige hacia mi dirección y toma asiento delante de mí.

Demonios, no, voy a querer estirarme toda la maldita clase para lamer su oreja.

Se gira para colocarse de lado y apoya su codo en mi pupitre. Observo con atención cómo eleva la ceja y me sonríe.

Pone su otra mano cerca de la mía. Buda, dame tu poder, no puedo perder el control aunque me mire como si fuera una golosina apetecible.

—Hola —murmura al tiempo que su dedo índice acaricia el mío.

¿Esta es alguna clase de juego previo? No necesito juegos, estoy más que dispuesto.

—Hola.

—Falta menos. —Apretujo los labios para no sonreír como un estúpido. Su mano voltea la mía, dejando al descubierto mi palma, con sus dedos recorre las líneas—. ¿Has tenido alguna dificultad para contestar los problemas? Puedo explicarte lo que no entiendes.

—No entiendo nada, Ohm, mi mente es mantequilla cuando veo números, todo se me resbala. —Ríe entre dientes.

—Si quieres puedo darte clases, no sé, en la biblioteca, en mi casa o en la tuya... —Abro los párpados con horror.

A mi mente se vienen un montón de ideas y todas son escalofriantes, los Oompa Loompas saltando encima de Ohm y jalándole el cabello para molestarlo. Mi casa es un desastre, mi madre lo llenaría de preguntas o le enseñaría fotos de mí desnudo cuando tenía cinco. No quiero que me vea desnudo.

—En mi casa no —me apresuro a decir. Su desconcierto me hace querer golpearme la cabeza. Piensa rápido, Fluke—. E-es que h-hay u-un panal... ¡Sí! ¡Hay un panal! Hay un panal en el árbol de la entrada y es peligroso, y-ya sabes, hay abejas y aguijones filosos con veneno.

Me contempla enmudecido, incluso creo que se ha convertido en estatua. Después de unos segundos de silencio, lanza una carcajada estruendosa que hace que se doble por la mitad. Algunos de nuestros compañeros nos miran con diversión.

Listo, Fluke, cruzaste la línea, eres lo que sigue de patético. Y no me gusta que se burle de mí, debo revisar mis palabras antes de hablar.

Voy a quitar mi mano, sin embargo, es más rápido. La captura y la agarra con firmeza, la diversión se ha ido de su rostro, ahora es todo serio.

—Lo siento, precioso, ¿qué te parece si vamos a una cafetería y ahí te explico todas tus dudas? —Asiento, conforme.

—¡Que alguien me ayude! ¿Podrían conseguir un maldito hotel y dejar de coquetear cuando estoy cerca? —El chico a mi costado se levanta con frustración y arrastra sus pies para alejarse. ¡Alguien necesita ser flechado con urgencia o acabará siendo el Grinch del amor!

Ohm no pierde tiempo, se levanta con premura y se sienta en el sitio vacío justo cuando el profesor Golden entra al aula y pide atención. Toma un gis y llena el pizarrón con números y runas satánicas que quieren poseer mi mente hasta trastornarla.

Me enfrasco por completo en la tarea, copio los ejercicios, pero me detengo en seco al sentir cómo algo asciende por mi pierna. Unas patas suben y yo quiero morirme, empiezo a sudar frío.

Miradas Azucaradas - OhmFlukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora