Un día nada común para Hiro Hamada.

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Ya habían terminado las clases y dentro del próximo mes iba a tener receso, y más encantado no puede estar. No es que no le guste trabajar en el laboratorio especial que el padre de Fred les construyó, pero piensa mejor cuando está en la habitación del campus. Puede ser la enorme ventana en círculo que alimenta al cuarto de completa luz solar, la tranquilidad que brindan las paredes al tener aislamiento contra el sonido, no es perfecto pero es aceptable para pensar, o los árboles que se mueven con el viento.

Sea lo que sea, en esa habitación ha creado sus mejores proyectos, no solo para la escuela sino para Big 6. Cómo siempre Baymax está ahí para hacer le compañía y recordarle que necesita levantarse para estirar las piernas, los horarios para el buffet que tiene su comida favorita y cuando debe de dejar el campus por la noche que reina ahora en el cielo infinito.

Un programa que no tendría de no ser que Tadashi se lo agregó a su memoria madre, por supuesto que hizo un berrinche pero ya no había más que hacer. Después de todo fue su hermano quien creó a Baymax.

- Hiro - hablando del rey de Roma.

El chico de dos nacionalidades adora a Baymax como a su familia, porque lo es, pero ahora no puede ni escuchar su voz robótica sin querer apagarlo.

El mencionado trato de ignorarlo, pero un regalito para agregar a su desgracia es que si Baymax es ignorado está programado para hacerlo levantarse de la silla, no importa el método lo importante es sacarlo de su habitación y llevarlo a rastras a la cafetería si es necesario; y no puede utilizar su código de apagado porque está desactivado durante esta función y no va a funcionar hasta que su tarea esté cumplida. Incluso apagado Baymax se va a despertar y cumplir con la misión.

En este punto aprendió a ondear su bandera blanca cuando Baymax lo llevó cargando como saco de papas hasta la cafetería, y a su paso lento y adorable Hiro estaba rojo de vergüenza e ira de querer matar a su hermano en cuanto lo viera. Entonces escuchó al robot caminar hacia su dirección alarmado se levantó y de un brinco salió de su silla.

- solo quería dar unos toques finales - sonríe con nerviosismo y terror absoluto, soltando varias risitas por los mismos nervios - vamos por algo para comer, tengo hambre, ¿Tu no?

Agarró su chamarra y acompañado del robot Hiro se dirigió a la cafetería. Fastidiado por su inspiración ser cortada de manera tan abrupta, aún que no pueda seguir trabajando en el proyecto y tampoco pueda bocetar, al menos avanza un poco con sus notas que escribe con increíble velocidad en su teléfono. Lo que es un parpadeo para él, fueron varios metros de caminata y varias veces que el robot tuvo que regresar en la ruta correcta al asiático. Ya en la cafetería hay que formar se.

- hola, Hiro ¿No terminaron tus clases el martes?

No es de socializar mucho, pero es inevitable tener una relación con una persona que ha visto casi todos los días por varios años. Además de que la señora Aneko es una mujer de cuarenta años muy agradable, gentil y la única cocinera decente en la universidad, la razón para que ponga un pie en la cafetería es la exquisita comida de esta preciosa mujer.

- hola, Aneko - además de ser la única persona, además de sus amigos, que llama por su nombre y con tanta informalidad - si, pero me concentro más en la habitación.

- si va hacer así puedo enviarte tu comida - ofreció la mujer.

Cómo uno de sus mejores clientes y un chico muy lindo, cuando puede manda la comida a su habitación y así no tiene que desconcentrarse tanto en sus proyectos.

- Tadashi ya no me deja - soltó molesto - dice que la hora de la comida es lo único que me saca de la habitación y que al menos tengo que respirar otros aires más a menudo - resoplo y continuo - que tontería.

Te amo~💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora