El secreto que nunca tuve valor de contar.

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Roces de labios, lenguas que aparecen casualmente entretiene a los amantes. Las manos atrevidas del mexicano ya no se resistieron y tratan de exponer el pecho del nipón.

- relájate cantante - susurró el asiático. Sonriente por los dedos que erizaron su piel.

- no me culpes, me volviste adicto a ti - fue a devorar de nueva cuenta los labios del asiático.

- ¡Buenas tardes! - grito Marco y azotó la puerta que cerró con su pie.

Hiro quitó las manos del mexicano debajo de su prenda y se sentó correctamente en el sillón.

- Marco - la mueca se la acaba de mentar en todos los modos conocidos por los mexicanos. Y esto dió gracia a de la Cruz - ¿No quieres dar una vuelta? - dijo llevando su brazo alrededor de la espalda del genio.

- te la pongo fácil, Miguel - de la bolsa que colgaba en su hombro salió una caja de cerveza, sacó una lata y descaradamente se puso entre ambos amantes - mi amiga me canceló. Y si yo no tengo sexo, tu tampoco - terminó con una sonrisa y abrió la lata - ¿Qué vamos a ver?

- iré por una rebanada de pizza - aviso Hiro poniendo sus ojos en blanco y una sonrisa por la inmadurez de la Cruz. Además de dejar un beso plantando en los labios de su novio.

Miguel por su parte le dio un fuerte puñetazo en su brazo. El inició de una guerra latina donde solo había español y insultos mexiquenses, clásicos modismos que el genio ya llegó a su punto de resignación.

"Definitivamente estoy enamorado de un bebé grande", con la mirada en ambos mexicanos que ya se jalonean de la ropa.

Ya vio esa cerveza caer al piso y ambos revolcándose en ella; desde sus inicios conociendo a los cantantes encontró el gusto de ver a ambos mejores amigos peleando y el seguro mirando con una rebanada de pizza en la boca. Nada como una exquisita botana para un espectáculo de lucha entre la testosterona.

Agarró una nueva rebanada y algo lo hizo tallarse un ojo, un brillo que aturdió su globo ocular y lo hizo asomarse mejor buscando el origen. Mantuvo fija la mirada hasta que retrocedió por una araña de un metro, blanca y completamente robótica.

- しかし、何ですか?Shikashi, nandesuka? ( ¿Pero qué? )

Prendieron la televisión y los tres chicos quedaron helados en su sitio.

- por favor, díganme qué fueron ustedes - dijo Hamada boca abierto y rezando que no sea lo que cree que es.

- おはようございます、サンフランシスコ Ohayōgozaimasu, Sanfuranshisuko ( buenas días, San Fransokyo ) - revencio un hombre en sus treintas, cabello blanco, piel oscura y una macabra mano robótica tan afilada que cortaría la misma vídeo cámara que ahora lo graba - aquí Terminator, para agradecer de antemano a todos ustedes ricos por ayudar a la contribución de mi próxima obra maestra robótica.

- ¿Contribución? - repitió Marco tratando de entender lo que ocurre.

- no se molesten en llamar a sus PODEROSOS guardaespaldas - río por su propia burla - porque están contenidos. Y si no tienen toda su jugosa fortuna en efectivo, no se preocupen, puedo llevarlos al cajero automático sin ningún problema - la sonrisa amigable en segundos se volvió en una macabra, levantó el brazo y cerca del botón de apagado - no se resistan, les irá mucho peor - finalizó y apagó la cámara.

Fue la señal de todos los robots, uno a uno rompían ventanas e irrumpieron los tranquilos ambientes; gritos de ricos que trataron de escapar y terminaron en jaulas llevadas en las espaldas de los intimidantes robots.

Te amo~💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora