El plan en acción.

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Deshidratado finalmente se levantó del sillón, abrió la llave y llenó el vaso hasta que el agua sobresalía del objeto de cristal. Aún así lo acercó a su boca, líneas se hicieron en su barbilla cayendo del cuello al pecho donde el agua quedó en una mancha en su playera roja de manga larga, tragos duros que llenan su estómago de pura agua. Dos vasos continuos y apenas Hamada se permitió recuperar el aire.

Y comenzamos de nuevo. Debilidad en sus piernas que lo hizo caer de rodillas, recargo su frente en el mueble y las lágrimas caen directamente al piso.

El porqué de las lágrimas sólo hay un motivo.

La visita iba bien. Marco y Hiro en compañía de la pequeña niña de 10 años hacen guardia en lo que llega el matrimonio Rivera. Cómo entretenimiento en esta ocasión de la Cruz saca su mejor historia del catálogo de las miles que tiene; nunca cree saber de dónde el mexicano saca tantas leyendas, cuentos y mitos, y no se limitan ya a puros mexicanos desde su residencia aquí en San Fransokyo.

Prueba de ello cuenta la historia de una pobre chica que terminó sin piernas después que el tren nocturno asiático pasó sobre ella sin saberlo, rogó por ayuda pero murió sin voz por las horas que suplicó y nadie escuchó su lamento. Ahora no es más que un espectro que asusta a quien esté en el baño, arrastrándose en un charco de sangre y pide la indicación de sus piernas.

- entonces el chico está en medio de sus necesidades biológicas...

- ¿Por qué no dices que solo está en el baño? No es necesario tanto show - se quejó Coco.

- ¿Te sorprende viniendo de el rey del drama? - hablo el nipón con ironía cómica.

- para ti soy "El magestad del drama" - cuál pavo real de la Cruz inflo el pecho y deja exhibir sus plumas.

Ambos presentes ríen con emoción. Hasta que toda risa acabo en tan solo un instante.

La máquina comienza a dar una alarma que amenaza dejarlos sordos, los tres estaban sentados en el piso y en un solo segundo se levantaron.

- ¿Qué? - preguntó Coco ya con sus ojos aguados.

- ¡Código azúl! - grito una enfermera que ya venía corriendo a la habitación.

Y detrás de ella vino la residente que estaba en la planta.

- saquen a la familia - pidió la doctora con prisa, y con esa misma quitó la almohada y bajó la cama hasta que Miguel quedó recto como tabla.

Hiro tuvo que pegar a la niña a su cuerpo cuando el carrito rojo fue traído por un grupo de puros enfermeros, entre ellos uno los sacó con delicadeza de la habitación.

- él va a estar bien, la doctora Tanaka se está haciendo cargo de eso. Por favor, no teman y esperen aquí - la voz dulce transmitía paz.

Haciendo reaccionar a ambos chicos adultos que asintieron y llevaron a la niña a la pared más cercana donde iban a esperar. Coco pidió los brazos de Marco y en su hombro rompió en lágrimas; el recién mencionado lloró junto con la pequeña niña; Hamada se mordió el labio con fuerza, no tanta para hacerse sacar sangre, y así no llorar ahí entre la gente que pasaba cerca de los tres.

Minutos que fueron una eternidad, la doctora salió de la habitación como todos los demás, excepto que ella fue junto con los tres.

- está bien, pero necesito hablar con quién está a cargo de él.

Hiro abrió la boca, la cual cerró en cuanto vio llegar a sus suegros evidentemente confundidos.

- entonces, ¿No podemos quedarnos? - preguntó finalmente Sofía una vez que la doctora explicó la situación apenas ocurrida.

Te amo~💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora