Capitulo 8

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–Te parece a las seis de la tarde.

–Por supuesto, si puedo a esa hora.

Suspire.

–Grandioso, yo paso por ti en tu casa.

Pero no creo que sepa donde vivo.

–Pero...

Y antes de que terminara la frase, la llamada se colgó, supongo que se le acabo la pila. Aunque no se si sepa realmente donde vivo. Bueno supongo que se las apañara para buscar mi dirección. Si lo hizo con mi numero telefónico no creo que también la dirección sea un problema para el. Guarde el celular en mi bolsillo y me quede mirando fijamente el microondas. Perdida en mis pensamientos.

–... Me estas escuchando Brooklyn.

Sacudí mi cabeza para volver a la vida real. ¿Cuánto tiempo lleva ahí parada Addison?

–Brooklyn ¿Qué paso?

No sabia por donde empezar. Genial esto es lo mejor. Una sonrisa se me dibujo en la cara. No lo podía evitar.

–Pues me invito a salir. –Dije sin mas.

Me agarro de los brazos y me sacudió. Igual con una sonrisa en el rostro. En definitiva sus dientes se veían mas blancos, mucho más de lo que ya eran antes.

Comenzó a gritar como loca. Y la verdad es que yo tampoco lo puede evitar y también hice lo mismo. Esto es lo mejor que me halla pasado en todo este tiempo.

–Grandioso. ¿Y a que hora? Cuéntamelo todo.

Comencé a platicarle todo con detalle y sin enviar lo más mínimo desde que me hablo hasta que me colgó o mas bien hasta que la llamada se corto. Aún eran las cuatro de la tarde tenía tiempo para bañarme y ponerme mejores ropas. Addison decidió acompañarme hasta mi casa y ayudarme a peinarme.

En cuanto llegamos, lo primero que hice fue meterme directamente a la ducha y colocarme mucho jabón con olor a flores. Sabia que tarde o temprano tenía que ocuparlo. Mamá tenía razón. Bien creo que no le voy a dar la oportunidad de decirle: Te lo dije. Una vez que salí me tarde como media hora en escoger el conjunto apropiado para la ocasión. No sabia si iba a ser formal o casual. Así que opte por unos pantalones ajustados de color azul. Una blusa blanca con estampado de flores y una chaqueta que hacia juego. Quería llevarme unos vans, pero creo que ya estaban un poco gastados así que mejor me puse unos zapatos cómodos y un poco formales.

Al terminar me mire al espejo. Me sentía satisfecha. Ni tan formal, pero tampoco tan mal para la cita. ¡Es una cita! Wow que genial. El chico esta bien, apuesto a que mis papas me apoyaran en la relación. Esto es como un sueño del que jamás quisiera despertar.

–Te ves bien amiga.

–Gracias, Addison.

–Bien, solo queda el peinado.

–Pero que sea simple. No tan formal.

–Déjamelo a mi. Ven siéntate.

Obedecí. Ya faltaba tan rápido media hora para que viniera por mi. Que bien. Estoy muy emocionada y a la vez nerviosa.

Pienso en su cara, sus ojos verdes observándome, me ruborizo. Las manos ágiles de Addison se mueven. ¿Qué estará haciendo? No me permite ver su obra hasta que La Haya terminado. Solo espero que no se vea un peinado para una señora. Mientras termina y da los últimos retoques me miro mis manos. Y entonces comienzo a recordar lo que sucedió cuando vi al chico que iba a ser mi escolta. Vuelvo a ruborizarme al pensar en su mano estrechando la mía.

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