Capítulo 2

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—Addison, no puedo creer que hayas hecho una locura como esa.

Me miró sorprendida.

—¿De verdad no me creías qué haría algo así?

Lo pensé por unos instantes, Addison es capaz de hacer cualquier cosa, bueno casi, pero si la creía capaz de hacer lo que había hecho con Matthew hace unos minutos.

—Bueno la verdad es que sí, te creo capaz de hacer cosas así, pero dime ¿de dónde sacaste los condones? No me digas que...

No pude terminar la frase. En cambio ella soltó una sonora carcajada, provocando que casi todos los chicos y chicas de los pasillos nos miraran.

—¿Acaso se le perdió algo, mirones? —preguntó a todos los que nos observaban en ese preciso instante.

Todos los que nos miraron con cara rara volvieron a lo suyo. Addison siempre había sido una chica ruda, cosa que m intento ser, en un instituto lleno de juniors con padre forrados de dinero, si no te defendías, te comían vivo. No veía la hora de salir de aquí, irme a la universidad y alejarme de todos ellos.

—Addison —le di con golpe leve con mi codo en su estómago.

—Lo siento, pero es que no pude reprimirlo.

Me sonrió para que no le dijera nada más.

—Sabes, aún no puedo creer que no haya entregado la tarea de literatura. No suelo ser...

—Como yo, vamos, no me molestas, eres mi amiga y la única que vale la pena.

Simplemente es la primera vez que faltaba con eso. ¿Que le pasó a la Brooklyn aplicada? No me atreví a decirle a Addison que era como ella, a veces suele ser un poco... descuidada cuando se trata de deberes, quizá por esa razón no puedo ser tan ruda como ella.

—Y otra vez con lo mismo. Brooklyn, ya supéralo. Mira para que no te sientas mal contigo misma, vamos de compras después de clases.

La idea es realmente tentadora, quería distraerme un rato después de que Matthew nos quisiera cobrar la maldita cuota para el baile de bienvenida o algo así. Me pregunto si realmente era lo que se debía pagar o sólo quería llevarse un poco de dinero extra. La familia de Matthew ha teñido problemas económicos, y después del divorcio de sus padres no me imagino que debe de estar pasando por su cabeza. Mas aparte lo de aquel tipo tonto que conducía como maldito y casi me atropella en mitad de la calle.

—Esta bien, me agrada la idea.

—Ya lo creo, nena. Necesito comprarme un par de zapatos nuevos.

—¿Pero cada quien va a pagar lo suyo?

Se detuvo en la mitad del pasillo. Eso lo decía todo. Me miro con cara de perrito olvidado en la calle y se fue acercando a mí poco a poco.

—Addison, no puedo creerlo, planeas las cosas y ni siquiera tienes dinero.

—Por favor, Brook, es la última vez. Te lo juro, ya casi me devuelven a mis bebés, te prometo pagar todo.

Sus "bebés" son y serán sus tarjetas de crédito, se las habían castigado sus padres hace unas semanas porque había reprobado unas materias el semestre pasado. Así que últimamente que íbamos de compras, yo era la que tenía que pagar sin más, simplemente lo hacia por una razón, es mi amiga. Aunque sea una pesada aveces, Addison siempre ha estado conmigo en los momentos más difíciles, los tristes, los felices, etc. Realmente que no haría por esta chica.

—Esta bien, esta bien —accedí.

Soltó una especie de grito eufórico. Me alegra mucho hacer felices a las personas, en especial si se trata de mis amigos y mi familia.

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