Capitulo 6

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—Gracias por traerme, mañana vengo por mis cosas y también pagaré todo esto.

—Claro, cuídate.

Esperamos hasta que Addison se metiera a su casa. Una vez adentro, Abraham y yo nos dirigimos a casa, mis pies me dolían mucho mas, pero no tanto como antes. Me preguntaba quien se habrá quedado con el trabajo de mi escolta, por una parte quería que fuera aquel chico que casi me atropella pero por otra parte no, no me agradaba la idea de que me volviera a atropellar. El camino a casa se hizo un poco mas largo y tuvimos que tomar, bueno Abraham tuvo que tomar otro camino para llegar, me coloque los audífonos y puse una playlist, la noche no esta tan fría, así es como me gusta que este el clima, la verdad es que prefiero las tardes, las noches y los días nublados o lluviosos. No sabia porqué exactamente.

Cuando por fin llegamos me sentí aliviada de volver a mi habitación y dormir el resto de la noche. Me sentía exhausta por caminar mucho, creo que era de las primeras veces en las que odiaba caminar y mas si es cuando voy de compras con la indecisa de Addison.

Me puse mi pijama de flores que me habían obligado a comprar mis padres, no me gustaba mucho, pero tenía que aceptar que es la más cómoda que tengo. Camine al baño para lavarme la boca y cepillarme el cabello, me mire unos segundos en el espejo, mientras pasaba mis manos por la cabellera roja. Seguía observando mi rostro y después de unos minutos mi mente comenzó a vagar en un lugar diferente, y como mal comienzo; empezó a surgir la imagen de aquel chico que casi me arrollaba ¿Qué diablos esta pasando con mi cabeza? Me sacudí para sacar la imagen de ese chico, guardé el peine en el primer cajón que encontré cerca y lo cerré de golpe. Me molestaba de verdad pensar en él, supongo que desde el primer momento en que lo vi me calló muy mal. Y eso que ni siquiera lo conocía o hablaba con él. Fui directo a mi cama y me tape con todas las cobijas y sabanas que estaban. Me cubrí la cabeza para que la oscuridad absoluta absorbiera mis pensamientos ya no quería pensar en nada ni en nadie mas. Solamente dejarme ir por el sueño, sin que nadie me interrumpa. Mis párpados se cerraban cada segundo que pasaba e iba oscureciendo mi vista hasta que ya no se notaba nada mas.

La mañana estaba nublada.

Salí de un salto de mi cama, me dirigí al baño. Deje la ropa en el cesto de ropa sucia y me metí a la ducha, el agua realmente estaba bien, ya tenía tiempo que no disfrutaba de un baño así.

Al terminar, me puse algo de la ropa nueva que Addison me obligo a comprar. Definitivamente si me conoce muy bien. Opte por unos jeans y unas botas que hacían juego con mi blusa favorita, y me puse un saco informal. Realmente estaba cómoda. Baje para desayunar algo antes de ir a dejar las cosas que compro Addison. La verdad es que no quería ir, pero saliendo del baño recibí un mensaje que decía si podía ir a dejarle sus compras porque ella no podía salir. Al parecer creo que la habían castigado por llegar un poco tarde. Y eso que la habíamos dejado hasta su casa.

En cuando entre a la cocina. Vi que mi madre, estaba revisando el refrigerador. Era de las pocas veces que ella lo revisaba. Normalmente siempre tiene a la mano una barra integral o algo así.

No se dio cuenta de que estaba ahí.

—Mamá –la llame.

Soltó un pequeño grito ahogado y tiro un envase de helado.

—Linda —sonrío—, deberías tocar la puerta.

—Lo siento.

—No te preocupes. Y qué milagro que te levantaste temprano. ¿A qué se debe?

Mire mi reloj. La verdad es que no era muy temprano.

—Mamá, son las 11am. No creo que sea muy temprano.

El Escolta (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora