Capítulo nueve.
Bajé mi mano con la misma prisa que la subí. El rostro de Rayna se movió a un costado, su cabello castaño ondulado se filtró en su rostro. Amon había tomado asiento en el sofá que su habitación tenía, frente a lo que era una pantalla gigante que, según el peliblanco, reproducía música para que no se escuchen los quejidos de la chica.
—No se nada —volvió a sollozar.
Mi palma se cerró esta vez, formando un puño fuerte que acerqué a mi boca y soplé antes de dirigirlo a su nariz, rompiéndola. La chica se quejó y subió una de sus manos atadas a su rostro para evitar que la sangre siguiera saliendo de su nariz.
«¿Quién es la chica».
Observé su cabello, también sus ojos, sus cosas alrededor, algún indicio que me diera de lo que se enamoró Aren.
«Rayna Gwen».
¿De qué cojones se enamoró Aren de tí?
Volví a preguntar. Pregunta tras pregunta, sin respuesta que me sirviera, sin nada que me indicara que ella conocía a Aren. Hasta que me cansé y la amarré completamente a la silla en la que estaba sentada, evitando moverse. También la amordace con una de sus prendas interiores que encontré en su habitación.
Estuvimos horas merodeando por allí, investigando el lugar donde vivía, su familia, las llamadas que realizó, los lugares donde viajó, su ropa, su comida, su baño, su cama, su aparato móvil, hasta un aparato de goma rosa que había sobre la cama y Amon casi se ahoga con la pizza de la nevera por la risa.
—¿Qué es eso? —salté, curiosa.
Amon dejó la pizza de lado, sacudiéndose sus manos en su ropa. Cuando acabó de tragar, se limpió los labios con la lengua mientras caminaba hacia delante en busca del objeto que tomó sin problema.
¿Y si era un arma rara de ataque por tacto? ¿Y si era como esos palos negros que tienen los policías aquí? O..
Amon rió cuando presionó un botón en el rosado aparato y este comenzó a moverse de un lado a otro, como una serpiente de esas que cazaban en mi pueblo y las colgaban en los bares como premios.
—¿Qué es eso, Amon? —dí un paso atrás, asustada por cómo se veía.
Amon volvió a reír cuando me vió hacer esa expresión. Finalmente, volvió a apagar la cosa y me miró, intentando calmarse, pero mi rostro solamente lo hacía estallar más.
—Un vibrador.
—¿Y qué mierda es eso?
Dió pasos vacilantes hacia mí, trayendo el rosado aparato consigo.
—Para que la mujer soltera, cuando no tiene a su hombre cerca, reciba placer de igual manera por sí misma.
Traía el objeto en su mano derecha, mientras que sus ojos vacilaban por mi cuerpo hasta llegar a mis ojos nuevamente. Reprimí una gran risa cuando comprendí a dónde quería llegar, dando un paso al frente y golpeando su pecho con mi mano en un puño. Soltó un quejido cuando retrocedió por la fuerza de este y se tropezó con el dobles de la alfombra de la habitación para caer en la cama. El objeto cayó sobre su pecho y dió un salto inmediato para quitarlo de él, reí como maniática mientras caminaba hacia la sala donde habíamos dejado a la querida Rayna Gwen amarrada a sus muebles.
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Mayor Engaño © [TERMINADA]
FantasyPrimer libro de una bilogía [Bilogía Contradicciones]. La reina de los dioses. Hera Zabat era una simple chica que vivía en un mundo dividido en tres (Pasado, Presente y Futuro), y para su mala suerte, ella vivía en la peor de esas partes. Vivir e...