Capítulo once.
—¡Necesito que busquen al príncipe Aryon con urgencia! —gritó uno de los soldados en el pasillo, despertándome de mi pacífico sueño entre los brazos del toquetón de Morfeo.
Amon entró a mi habitación hecho una bomba roja. Se quedó de pie cuando recordó que el príncipe estaba a mi lado y podía despertar. Actuó como si este estuviera despierto, porque asumía que debía despertarlo. Hizo sus ojos de «compórtate, maldita loca». Siguiendo las órdenes de mi amigo, puse mi peor cara de terror y comencé a mover a Aryon de un lado al otro.
—¡Aryon, por favor, despierta! —le grité.
Cuando el chico volteó, levantándose con prisa, como si estuviera llegando tarde al colegio y su madre lo ordenara, sus ojos se abrieron con prisa. Murmuró un par de palabras idiotas y al fin se concentró en lo que tenía a su alrededor, en dónde estaba, en qué hora era y en mí, quien estaba frente a él a espera de que se orientara.
—¿Me bebí esa botella de tequila yo solo? —fue lo primero que preguntó.
Me metí en mi papel, sonriendo mientras mis ojos se cristalizaban. Rodeé la cama, llegando frente al chico para verlo directamente a los ojos y que él vea los míos. Ladeó su cabeza, confundido, asustándose.
—¿Qué sucede? —se atrevió a preguntar al fin. Su voz suave, temblorosa, habitual de su hermano, nada normal en él.
Me cubrí la cara con las manos.
—¡¿Qué sucede, Hera?!
Cómo no pude responder, ahora bajando mis manos para cubrir mi boca y ver su reacción, Amon dió un paso al frente, llamando la atención del príncipe heredero. Ambos chicos se vieron a los ojos, intentando hablarse mentalmente tal vez, y como resultado erróneo, a Amon no le quedó de otra que hacer una pequeña reverencia y dar la penosa noticia.
—Señor Petrov... —intentó Amon.
Aryon negó, y aún con su camisa desabotonada y sus pantalones bajos, su cabello desordenado y su desorientación debido al alcohol, movió a Amon a un lado y abrió la puerta de mis aposentos, saliendo de golpe de ella. Cuando Amon me fulminó con la mirada, no tuve más opción que levantar los hombros y seguirlo. Con mi vestido desarreglado salí detrás de Aryon, hasta podría decirse que parecíamos dos amantes que acababan de...
—¡Aryon! —gritó alguien que todos conocemos.
Delante de nosotros estaban los guardias y los doctores más cercanos al castillo en la habitación del rey y la reina. Detrás de nosotros estaban de pie Aren, su próxima esposa, la reina y la princesa Alyssa. Ambos miramos hacia atrás, como si nos persiguiera un asesino y quisiéramos confirmar nuestra muerte. Exactamente, así.
El príncipe pequeño dió un paso al frente, dándose a distinguir entre su familia. Sus ojos miraron a su hermano, luego a mí, analizando la ropa, cabellos y rostros. Creo que desde aquí sentí la decepción o tristeza que lo preocupó, aunque no le dió tiempo a demostrarlo. La princesa Alyssa examinó a Aryon de pies a cabeza y negó una sola vez con la cabeza antes de que uno de los doctores llamara la atención con un grito a los guardias fuera de la habitación.
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Mayor Engaño © [TERMINADA]
FantasyPrimer libro de una bilogía [Bilogía Contradicciones]. La reina de los dioses. Hera Zabat era una simple chica que vivía en un mundo dividido en tres (Pasado, Presente y Futuro), y para su mala suerte, ella vivía en la peor de esas partes. Vivir e...