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Capítulo treinta y cinco.

¿[FIN]?

||Dedicación: LaChicaAgridulce ||

||Dedicación: LaChicaAgridulce ||

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Narrador omnisciente.

   El príncipe se puso de pie con prisa cuando la vió irse. De esa manera, también esquivó un espadazo de un soldado, dónde el chico desenfundó su cuchillo y apuñaló repetidas veces al hombre. Al acabar, empujó su cuerpo hacia atrás, muerto, y dejándolo en medio del campo de batalla, corrió nuevamente más cerca de la frontera, listo para recibir a sus amigos.

Quiso mentir al decir que no miró atrás ni una sola vez desde que ella se fue...

Pero se mentiría aún más si lo negaba.




(...)




   El rey cayó de espaldas al suelo con fuerza, soltando un fuerte gemido de dolor. El chico tomó toda la fuerza de su cuerpo cuando levantó la cabeza y elevó su espalda, reposando todo su peso en sus codos y brazos. Sus ojos claros brillando de dolor por la traición que acababa de sentir por parte de alguien muy cercano a él y se preguntó si ésta sensación, éste dolor, fue el que Hera sintió cuando él la acusó falsamente de haber asesinado a su hermano.

Pero perdió el control por completo cuando oyó a Aryon decirle a ella, entre palabras y palabras que ella no había comprendido, que su hermano la amaba. Que él la quería de una manera que ni siquiera a su madre, esposa o padre pudo.

Aren Petrov estalló cuando oyó a Aryon decile su reina a Hera.

Y lo mató para mostrarle que no era verdad, que ella era su reina, la de Aren.

   La reina madre observó los ojos de su hijo menor cristalizarse cuando la vió furiosa frente a él. La mujer traía su vestido roto, demostrando que no venía de un lindo lugar. Y era verdad. Su hijo la había encerrado en las celdas del castillo de Arce y le había permitido pudrirse aquí arriba mientras él utilizaba a la Bruja del Norte que tenía cautiva a su favor, destruyendo todo aquello que una vez fue paz y tranquilidad. Aren Petrov arrugó el entrecejo cuando vió a la reina madre, su madre, escupir aquellas palabras a él con rabia y dolor en el corazón.

—Me arrebataste a lo que más quería, Aren. ¡Por tí y tu maldito egoísmo! —gritó ella, furiosa.

   El rey no entendía de lo que ella hablaba, ni siquiera sabía porqué se había vuelto contra él de un segundo a otro. Pero su pecho apretó con fuerza al pensar en una opción.

Mayor Engaño © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora