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Unos cuantos años después: Jungeun, Jinsol, Jiwoo, Sooyoung, Heejin, Hyunjin, Haseul, Kahei, Yerim, su novio, Yeojin, su novia, Minju y yo nos encontrábamos bajando del avión. Habíamos tenido unas vacaciones increíbles en Miami, total, era muy díficil vernos ya que Kahei, Yerim, Minju y Heejin eran modelos, no la mayoría del tiempo, pero salen del país o de la ciudad más veces que el resto.
Al ir por la salida/entrada del aereopuerto, los medios de publicidad se fueron tras nosotras. Desde la última vez que Minju estuvo sola en un aereopuerto, mando de inmediato a mis guardaespaldas a que la cuiden, pues odio que lastiemen a mi novia. Baje mi mano de su hombro a su cintura, use mi cuerpo como escudo para que nadie pudiera tocarla o empujela.
Minju: Estoy bien, no me tienes que cuidar tanto. -quito su mascarilla tan pronto como llegamos a la camioneta que nos esperaba-
Hyejoo: Hago lo necesario para mantenerte a salvo. -peine su pelo, estaba algo mal arreglado-
Minju: Te amo~. -abrazó mi cintura-
Hyejoo: Yo te amo más a ti. -tome sus mejillas para besar sus labios-
Minju: ¿Iremos con tu padre? -asentí-
Hyejoo: Si quieres puedo irte a dejar a tu departamento.
Minju: No, tengo un tiempo sin ver al señor Son.
Hyejoo: ¿Sabes? Pensé que podría ir a tu pasarela de ropa pasado mañana.
Minju: ¿En serio? -sonrió- me haría muy feliz eso.
Hyejoo: También pensé que podríamos ir a un restaurante mañana, ya sabes, relajar los nervios.
Minju: Eres tan considerada. -puso su cabeza en mi hombro- espero no dejarte de gustar nunca.
Hyejoo: Tal vez eso pase. -mentí-
El carro fue directo a casa de mi padre donde me esperaba con un abrazo, no nos habíamos visto desde hace un tiempo porqué me había mantenido muy ocupada. Tan pronto como llegue pude ver el carro de Yeonsol, volteé los ojos y tome la cintura de Minju, mientras está seguía con su cabeza en mi hombro.
Entramos y al llegar a la sala quito su cabeza de mi hombro para poder dar una reverencia a mi padre y hermanastro que se encontraban platicando, pero por lo visto no eran los únicos. Una mujer de unos 29 o 30 años apareció con una copa de vino en mano, saludamos y nos sentamos en uno de los sillones juntas.
Cruzó sus piernas al igual que yo, agarro una de mis mano y yo le di un beso en la suya, me encantaba darle pequeños detalles.
Señor Son: Hija, tu hermanastro vino esta vez con su novia.
