Prologo

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Besos subían y bajan desde mi cuerpo. Sus besos me iban hacer llegar al infierno. Pero, realmente no importaba, no importaba si el era el causante de ese castigo. Muchas personas cometen pecados peores, por que yo debería de seguir a mi conciencia cuando tengo que pecado frente a mi? 

- Solo cógeme ya - Susurre contra sus labios, necesitada. 

- ¿Eso quieres, Rebecca? ¿Quieres que te folle? - Me pregunto pegando su pelvis a la mía, restregandola contra la mía, haciendo que sintiera descargas por todo mi cuerpo.

Oh diablos, claro que si quería.

- Quiero eso y mucho mas Jasson - Murmuro con mis mejillas ardiendo, esto es mucho para mi pequeña yo, para mi yo inocente de la cual no queda nada. 

- Topolina, no tientes al diablo, te puedes quemas con fuego - mordió el lóbulo de mi oreja, provocando un estremecimiento en mi.

- Quizá me quiera quemar - sus besos tomaron dirección hacia mi abdomen bajo, siguiendo su camino.

Demonios, me esta volviendo loca, el sabe el efecto que tiene sobre mi. 

- Quizá no sabes lo que te puede ocasionar el quemarte - para con su recorrido y acerca su rostro al mío - No soy fácil, tengo demonios atrás de mi.

- No te estoy pidiendo amor eterno, te estoy pidiendo que me folles - hablo clara y sin ninguna clase de rodeos y mucho menos titubeos -. No quiero nada de romanticismos, para eso ya leo libros.

- Oh, la chica nos salió experta. - Me pregunto dejando besos en mi cuello. Él tampoco es un santo.

Me encojo de hombros  con una sonrisa coqueta en mis labios - Se... de todo un poco.

- Espero que te guste descubrir un poco de esto - dijo el mientras acercaba su boca hacia mi entrepierna, sentí su aliento sobre esta y me estremecí.

- Por favor - suplique.

- Por favor, ¿que? - me pregunto quitando mis jeans negros, dejando en unas pequeñas bragas de color blanco.

- Tómame - Pedí insistente.

- Si supieras lo perfecta que te ves ante mis ojos entendería porque no lo he hecho, entenderías porque no te he tocado, no quiero manchar tanta pureza con mis demonios oscuros, con la maldad que corre por mis venas - Me baja mis bragas lentamente y es como una tortura.

Cuando me las quita acerca su boca a mi zona y deja un beso en ella, se aventura en mi mientras deja besos por todas partes y luego se dedica a chupar mi clítoris, provocando que me remueva en todas las direcciones. 

- Jasson - Gimo -, por Dios.

- No es Dios,Topolina, es Jasson Cassano - dice y luego continua dejando lametazos en mi clítoris, lo atrapa entre sus dientes y da un leve apretón.

- Oh Jasson- Jadeo.

El no dice nada y continua con su tarea.

Ya entiendo lo que dicen de él.

No se equivocaban al decir que el chico es una maravilla.

Sigue jugando con su lengua y yo solo puedo apretar las sabanas de satín rojas, de repente, siento como algo entra en mi.

- ¿Qué es? - le pregunto ida de placer.

- Son esferas, estas se ponen en tu interior y te dan ciertas descargas - toma el control de la mesita de noche y hunde un botoncito, inmediatamente siento algo en mi removiéndose, dándome descargas eléctricas y sin poder evitarlo gimo otra vez.

- Sonn - tomo un suspiro - muy buenas.

Él suelta una risa cínica.

Las pequeñas esferitas siguen haciendo estragos en mi pequeño ser, tanto que creo que me puedo correr con solo eso.

Es relativamente placentero y no se si es aún mas placentero por el hecho de tener esferas dentro de mi pero, definitivamente, esto es muy placentero.

En definitiva, no se trataba de Dios, se trataba de el. Siempre se trataba sobre el.

En la vida siempre existirán los pecados, unos serán mas tentadores que otros; pero, desde que vi esos ojos oscuros, supe que esta seria mi perdición, mi pecado andante, lo que cerraría las puertas del cielo para mi. No obstante, quería seguir cometiendolo. 

Fantasías OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora