Jasson toma el envase de shamppo y hecha un poco en su mano, para luego dejar leves masajes en mi cabello.
- Ahhh - suelto un gemido placentero, de satisfacción, nada mas cómodo que esto.
- ¿Lo estoy haciendo bien? - me pregunta y yo solo logro asentir disfrutando del masaje que le están proporcionando a mi cuero cabelludo, siento tranquilidad y paz.
Siga con sus caricias en mi cabello, dejando leves masajes en mi cuero cabelludo y provocandome (de vez en cuando) gemidos de forma involuntaria.
Aplica agua en mi cabello hasta sacar por completo el shampoo y luego hecho un poco de acondicionador en las puntas.
Toma un cepillo que hay en nuestro baño y me cepilla el cabello, quitando sus nudos.
- No tienes que hacer eso - le digo con mis manos cubriendo mis pechos.
- No tengo pero quiero hacerlo - me dice mientras sigue cepillando mi cabello -, mi novia llego muy cansada de su trabajo.
- ¿Desde cuando soy tu novia? - le pregunto -, no recuerdo muy bien cuando me lo pediste - suelto irónica.
- Eres mi novia desde el primer momento en el que nos vimos entre sueños, nena - suelta y mis mejillas toman un tono rojo.
- ¿Recuerdas cuando te dije que serias mía aún así despertarás? - me pregunta y asiento -, lo estoy cumpliendo.
- ¿Así como también cumples el ser solo mio? - le pregunto en un leve susurro.
- He sido tuyo desde el primer momento en el que chocamos miradas, he sido tuyo desde el primer momento en el nos miramos entre sueños nublosos, he sido tuyo desde que tu dijiste que tu eres mía - me dice y yo no se que decir.
A veces Jasson dice tanto que hace que yo me quede en blanco, muda y sin palabras. Eso es relamente raro y poco usual, soy esa clase de personas que siempre refutan, contradicen y hablan; pero, con el, a veces simplemente quedo en un completo blanco.
Porque él dice todo lo que pienso, pero que no me atrevo a decir en voz alta.
Sigo cepillando mi cabello, hasta rocío agua sobre este y lo mojo hasta que soltara todo el acondicionador.
Ese día no hubo una cena, pero hubo algo mas lindo y fue mi conexión con aquel mafioso narcisista.
Narra Sebastian.
Muerdo mis uñas de la palma de mis manos, necesito a mi esposa conmigo, ya no puedo resistir mas.
- Tranquilo hijo, todo a su tiempo - me dice mamá tratando de calmarme.
- ¿Todo a su tiempo? - le pregunto y suelto un bufido - ¡ES MI ESPOSA, LA QUIERO AQUÍ, CONMIGO, AHORA! - le exijo.
- No me grites eso a mi, grítale eso a tu padre.
- Tal parece que tendré que hacerlo, ya que el dejarlo en tus manos fue una equivocación - digo y salgo de mi estudio buscando a mi padre.
Lo encuentro en la cocina, besando a una ama de llaves.
- ¿Qué paso hijo? - me pregunta mi padre, con los labios hinchados.
- Necesito que me ayudes - le digo y el suelta de la cintura a la delgada chica de rizo morenos.
- Retírate - le ordena tan frio como suele ser él y no le dedica si quiera una mirada -, dime, ¿Qué sucede? - me pregunta de brazos cruzados.
Escucho unos tacones corriendo, hasta que veo como mi madre llega hasta nosotros.
- Nada cariño, ya sabes, nuestro hijo es algo caprichoso - le dice mi madre mientras trata de arrastrarme con ella.
Llegamos hasta su habitación.
- ¿Qué planeas? ¿Decirle a tu padre? ¿Te has vuelto loco? ¡Vas a creer que eres un idiota que no puede controlar a una mujer! - me dice con las manos en sus grandes caderas.
- ¡TU NO ME SOLUCIONAS NADA! - le grito molesto.
- No hay nada que solucionar, vamos a atacar esta noche, el investigador dice que tiene las coordenadas de donde se encuentran ubicados actualmente - me dice mi madre.
- ¿Y que esperas? ¡Dámelas ahora! - le grito, totalmente enojado.
Mi madre es una bruta idiota.
- A mi no me gritas y no me hablas así, puedes ser lo que quieras, principito, pero yo soy tu madre y como la madre que soy merezco respeto - se acerca y me levanta la mano, deja su mano en mi mejilla dándome una dolorosa cachetada.
- Salte de mi habitación, no te voy a decir las coordenadas si no se me da la perra gana - me dice y yo solo asiento.
- Las conseguiré como sea, sin importar cuanto tenga que pagar - le digo seguro.
- Lastima, cuentas congeladas - me dice mi madre y yo la miro con todo el desprecio posible.
- Venderé cosas - le suelto encogiéndome de hombros.
- Escondí tus cosas y las cosas de valor que hay en la casa - le dice ella con auto suficiencia.
- Hare lo que sea pero traeré a esa mujer conmigo - le digo y cierro la puerta de sus aposentos.
Mis pensamientos maniáticos aumentan y mi deseo por ella no deserta. Quererla conmigo es algo que necesito, la necesito mas que el respirar mismo.
Camino hasta mis aposentos, pensando en una manera de tener a mi esposa entre mis brazos, pensando la manera en la que se vera mientras la posea.
Cubrir la de sangre, dejarla a punto de morir por ello...
Me dice la voz de mi conciencia.
Ahorcarla hasta que ya no respire, oír ruidos de desesperación en su dulce voz y escuchar los quemados en su piel....
Satisfactorio.
Azotes duros en su culo, imaginarme como se vería este mientras me la cojo por atrás....
Ohhh.
Manchado de sangre, de su sangre...
De solo pensarlo se me pone dura, el imaginarme esos escenarios con la futura reina hace que se me ponga dura.
Es que ella es mía, ella es mi reina, ella es mi donna, mi mujer, mia, solamente mia.
Y si no la tengo yo, no la tendrá nadie mas, es de mi pertenencia.
Pobre el que intente tocarla, pobre el que intente poseerla, pobre el que le ponga una mano encima a la futura reina.
Mi reina estará conmigo en menos de nada y ya se como traerla para nunca soltarla...
Donna: Mujer.
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Fantasías Ocultas
RomanceRebecca, una chica que tiene sueños húmedos con un chico. Jasson, protagonista de esos sueños húmedos. Rebecca, sueña con algún día encontrarselo. Jasson, solo aparece en sus sueños. ¿Jasson saldrá de los sueños de Rebecca? ¿Rebecca se vera con Jas...