Narrador Omnisciente.
Mientras algunos festejan que están juntos otros ruegan porque estos se separen, como es el caso de Sebastian, que esta loco por no tener a su amada.
- Suéltala ya Sebastian, quisiste impresionarla y la chica no quiere estar contigo - le dice la reina, Coraline, comiendo de su pasta favorita.
- No la soltare, madre - me dice su hijo en tono seguro -. Es mi esposa, mía, debía de comprarla yo y no otro - aclara, en tono de reproche.
Aquel chico solo quería a la chica como si de una incubadora personal se tratase, pero aún así la quería para el; la quería como su incubadora personal.
Suya, para él solamente, que ella fuese su posesión.
- Tu padre no estaba de acuerdo en que gastaramos nuestro dinero en alguien sin gracia - dijo Coraline, mintiendo; ella jamás le comento a su esposo sobre dicha compra.
No quería que la hija de su mejor amiga fuese una adquisición personal de su hijo, para luego ser pasada al rey.
Coraline protegería a esa chiquilla con garras y dientes, no dejaría que esta pasase por el infierno en el que ella vive.
No quería que esa chiquilla estuviese en su lugar, quería terminar con esto con ella, quería que no comprasen a más chicas para ellos, para satisfacer su sed de mas herederos.
¿Alcanzara su nobleza para lograrlo?
Ella rezaba, suplicaba, incluso pensó en contratar a una bruja para que quitase dicha obsesión de la cabeza de su hijo.
- No me importa, la tendré a mi lado como sea - declaro el futuro rey, alzando su copa de vino blanco, jurandolo.
La reina suplicaba a todos los santos bárbaros porque su hijo soltara a esa chica, que la dejase, pero su hijo no iba hacerlo; es igual que su padre, pensó.
Obstinado, frio, calculador, egoísta y obsesivo. La tendrá para luego soltarla y conseguir a una nueva obsesión.
Así son todos los reyes que alguna vez hubo en Inglaterra, pensó.
Sus suegros se conocieron de la misma forma, la reina murió de depresión y se hizo pasar que falleció por vejez.
Todos son un fraude.
Es triste que las personas vivan engañadas, es triste que todos crean que estos son buenos y es aun mas triste que no pueda hacer nada, pensó.
Todos estos reyes de Inglaterra están locos.
Narra Jasson.
- Estás loco si crees que no te acompañare a esa cena, Jasson - me dice mi novia, mirándome desde nuestra cama.
-No vas a ir y punto, no te voy a poner en peligro - le digo rígido, quiero cuidarla y protegerla y ella es una terca total.
Es una de las cosas que más amo y destetó de Rebecca, amo que sea tan decidida, después de todo, no hay nada más poderoso que una mujer segura de sí misma.
Una mujer sumisa agrada y gusta al público, pero una mujer terca y obstinada te llena la vida de emociones.
Pero este no es el caso, en este caso me disgusta su terquedad.
Se acercó a mi, me rodeo la cintura con sus delgados brazos, posando su cabeza en el hueco de mi hombro.
- Solo déjame ir contigo, quiero cuidar de ti - me dice mirando nuestro reflejo en el espejo.
- Al igual que yo quiero hacerlo contigo, pero tú no me dejas hacerlo - le digo, dándome la vuelta y tomándola de la cintura.
<< - Te amo, no quiero que te pase nada malo, te protegeré, después de todo te lo prometí- suelto seguro, sin pensar muy bien las cosas.
- Dijiste que- que- que me amas? - tartamudea ella y yo la miro con una sonrisa a medio lado, ¿no lo sabía ella ya?
- ¿No lo sabías ya? - le preguntó, jamás se lo había dicho, pero pensaba que ella ya lo sabía.
- Es decir-yo-tú- pero - Rebecca no salía de su shock, estaba estática.
- Te amo, amore, te amo tanto que me consume, te amo tanto que me duele, te amo tanto que quemaría el mismo infierno por ti - le digo, juntando nuestras frentes, mirándonos a los ojos, declarando nuestras promesas.
Declarando que nuestro amor será eterno, declarando que nos amaremos hasta el final de nuestros días y que siempre seremos solamente ella y yo.
Y quién sabe, a lo mejor y una bendición. Todo se hará como decida Rebecca, es su cuerpo, es su desición.
Tomó su rostro entre mis manos y la beso, tratando de trasmitirle esa confianza que ella solamente tiene, pero, que pierde por miedo a que me pase algo.
Llevo años es este mundo, ella no tiene porqué preocuparse.
Al separarme de ella le dedico una sonrisa ladina - Voy a ir solo, quédate a acá con los guardaespaldas - le digo y ella asiente.
<< - Prometo que el fin de semana que viene vamos a ir a comprar más libros - le digo sonriendo mientras me arreglo el saco, le brillan los ojos.
Mi novia tiene una adicción poco sana a comprar libros.
Creo que le gustan mas los libros que yo.
- No, no, no, no, ¿Acaso me tratas de convencer con libros? - me miro como si quisiese clavarme cinco mil dagas, sabiendo que era así.
- Posiblemente - susurró tratando de salir de nuestra habitación, al abrir la puerta ella la cierra.
- Ahora si voy a ir - me dice mirándome-, es más, tú me vas a esperar, porque si no me esperas no te voy a besar en cinco meses - me dice para luego cruzarse de brazos, como si estuviese enojada.
Y se ve tan bien cuando esta enojada, pero ese es otro asunto.
La miro con una ceja alzada.
- Soportarías tanto? - le cuestionó.
- Soporte no poder besarte mientras estaba despierta, puedo con cinco meses - me dice con la mirada altiva, me está retando.
- Vete a cambiar, vamos a un restaurante y es de gala - le informó, serio, y ella suelta saltitos en mientras camina hacia nuestro closet.
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Fantasías Ocultas
RomansaRebecca, una chica que tiene sueños húmedos con un chico. Jasson, protagonista de esos sueños húmedos. Rebecca, sueña con algún día encontrarselo. Jasson, solo aparece en sus sueños. ¿Jasson saldrá de los sueños de Rebecca? ¿Rebecca se vera con Jas...